Todos sabemos que en un viaje podemos hacer muchas cosas que no implican gastar dinero igual de interesantes o más que las excursiones u otras propuestas de pago. En nuestro viaje a Zanzíbar, además de realizar excursiones por la isla de las especies, callejeamos todo lo que pudimos en cada lugar que visitamos. Fruto de esa curiosidad descubrimos costumbres locales y lugares que no aparecen en las guías.
A continuación, puedes leer nuestro listado de propuestas interesantes en Zanzíbar sin coste alguno.
Qué hacer en Zanzíbar gratis
1. Callejear por la medina árabe de Stone Town
Al principio puede dar miedo desorientarse por las callejuelas de la medina árabe de Stone Town. Pero tras recorrerla varias veces llegamos a tener una mínima orientación de por dónde entrar y cómo salir para llegar a nuestro destino fuera cual fuera.
Simplemente hay que dejarse llevar.
Cada vez que te adentres descubrirás un lugar diferente como los antiguos baños árabes, las bonitas puertas de las casas de los comerciantes de especies, pequeños comercios de pieles, tiendas souvenirs, puestos de frutas y verduras e incluso algún local en que los niños se divierten jugando al FIFA en grupo.
La medina de Stone Town es bastante segura tanto de día como de noche y, al contrario de lo que sucede en medinas como la de Marrakech, no tiene puertas que se cierren a una determinada hora de la noche.
Uno de los lugares en los que acabamos varias veces fue el exterior del mercado de Darajani, en la salida opuesta a la costa. Apenas encontramos a otros turistas todas las veces que fuimos y pudimos ver un auténtico mercadillo africano en el que se vende y se compra de todo: pequeños electrodomésticos, colchones, leña, frutas.
Desde este punto salen muchos dalla-dalla hacia otras localidades y el bullicio es constante. Que no te intimide la medina. Esconde muchos secretos que merece la pena descubrir por tu cuenta.
2. Jugar a fútbol en la playa con niños tanzanos
Una de las grandes pasiones de Tanzania y la isla autónoma de Zanzíbar es el fútbol. Es increíble constatar como casi un tercio de los hombres que ves por la calle visten con la camiseta falsificada de algún equipo de fútbol inglés, español o italiano.
La pasión por el fútbol es tal que pueden producirse situaciones un poco extrañas como tu chófer de un safari sea del Newcastle o que los niños te reciten sin pestañear varios nombres de jugadores y de estadios de la primera división de la Liga española. Y no sólo nombres famosos.
En Zanzíbar, en cuando se dispone de tiempo libre tras el colegio, cualquier descampado o trozo de playa es susceptible de convertirse en un enorme campo de fútbol improvisado. No os perdáis estos partidos en las playas. Este es el terreno de juego favorito y sólo hay que acercarse al atardecer para ver a los niños jugar.
La curiosidad de los pequeños hace que sea muy fácil entablar conversación con ellos y muy posiblemente te acaben invitando a jugar un partido con ellos.
3. Visitar el mercado de Stone Town
Una experiencia no apta para todos los públicos. El mercado de Stone Town aglutina el centro de la vida comercial de la medina.
Cómo comentaba en el punto 2, aquí se vende y se compra de todo. En un lateral del mercado se asienta un mercadillo de especies muy orientado a los turistas. Te dicen que compres especies más baratas que las que puedes conseguir en los tours a las granjas de especies, pero no es cierto. Seguramente en estos tours consigas más cantidad.
La parte más gore es el interior del mercado. Allí se respira un fuerte olor a carne y la higiene brilla por su ausencia. También hay puestos de pescado, pero lo cierto es que el pescado tiene mejor pinta ya que parece bastante fresco. Este mercado abastece a la mayoría de restaurantes de la ciudad, así que si eres escrupuloso mejor no entres.
4. Pasear al atardecer por el puerto de Stone Town
El atardecer es uno de los mejores momentos de Zanzíbar. Tras uno largo día en el trabajo o en la escuela toca socializar y disfrutar un poco. Los adolescentes zanzibereños acostumbran a acercare hasta las inmediaciones de los jardines de Forodhani para darse un chapuzón antes de ir a dormir. En el paseo podrás ver cómo saltan al agua haciendo acrobacias, como se ríen y cómo se retan en una competición cuyo único objetivo es divertirse.
De lo mejor que se puede hacer en Stone Town.
5. Hablar con los masái
Los masáis bajan en temporada alta desde el norte de Tanzania hasta la isla de Zanzíbar para vender artesanía en las playas del norte. En Nungwi y en Kendwa es fácil verlos con sus ropas rojas típicas paseando por la playa. Hablan con los turistas e intentan ligotear con las chicas aunque son bastante respetuosos. Hay un poco de todo, hasta falsos masái, pero también puedes encontrar auténticos.
Durante un paseo por la playa de Kendwa nos hicimos amigos de un joven masái que estaba pasando allí una temporada para vender pulseritas. Estuvimos charlando con él un rato y nos explicó cómo era su vida en el norte. Era pastor y necesitaba vacas para casarse con una mujer.
Tras un buen rato hablando nos invitó a nadar con él. Lo cierto es que los masái son bastante amigables, así que puedes aprovechar un largo paseo por la playa para hacer nuevos amigos.
6. Explorar un pueblo de la costa más allá de los hoteles: Matemwe
La curiosidad es esencial para viajar. Así que si vas a Zanzíbar no te quedes en la playa o en tu hotel. Aprovecha los ratos libres para explorar el exterior de pueblos de costa como Jambiani, Paje o Matemwe. Seguramente no encuentres muchas más cosas, pero podrás ver cómo vive la gente local. A menudo la diferencia entre la zona de turistas y la de la población es impactante.
Nosotros estuvimos dando una vuelta por Matemwe, un pequeñísimo pueblo que sirve de base para ir a la isla de Mnemba. Allí pudimos descubrir una zona de playas salvajes. También paseamos por el pueblo y constatamos que vivían con muy pocos recursos. Estuvimos caminando entre cabañas de adobe. Realmente era un lugar bastante pobre situado a unos pocos metros de la zona turística.
7. Sube a un dalla-dalla
Ok, no es una actividad gratuita, pero os recomiendo que subáis a los dalla-dalla, el transporte local. Los trayectos son bastante baratos (1-3$), pero es toda una experiencia viajar de ese modo. En Zanzíbar el espacio de los dalla-dalla se aprovecha al máximo y no sólo se cargan personas. También animales de corral, puertas, sacos de patatas y todo lo que os podáis imaginar.
Quizás no sea el transporte más cómodo ni el más rápido, pero sí el más auténtico.
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