Los masáis son una de los pueblos más reconocibles de África. Se calcula que son más de 800.000 y viven en el norte de Tanzania y Kenia, en los alrededores del cráter del Ngorongoro.
Sin embargo, en temporada alta, muchos dejan su trabajo a cargo del ganado y se desplazan hasta la isla de Zanzíbar (Tanzania) para vender bisutería, artesanía y sus reconocibles telas.
Hace unos años también algunos hoteles los contrataban como “guardias de seguridad” debido a su tradición guerrera, pero ahora la mayoría tienen sencillos puestos para vender.
Masáis en Zanzíbar
Es fácil ver paseando a los hombres masáis por la playas de Zanzíbar, especialmente en Nungwi y Kendwa. Con sus llamativas ropas de colores, con el rojo como color predominante, no pasan desapercibidos.
Tampoco lo hacen sus molonas gafas de colores ni sus complementos como grandes auriculares. Están muy acostumbrados a hacerse fotos y a charlar con los turistas.
Los zanzibareños (que no son masáis) suelen referirse a ellos como “masáis de postín”, puesto que los “auténticos” viven en comunidades aisladas.
Sea cierto o no, más que pasear o invitarte a que compres algo en su puesto, muchos lo que hacen es intentar ligar con las turistas que viajan solas o en grupo de chicas.
El mito erótico de los masái
Existe cierta mito erótico entorno a los masáis como consecuencia del libro La masái blanca, una novela en la que una mujer occidental se enamoraba de uno de estos famosos guerreros. Y ellos, obviamente, lo saben.
Saludan, dicen “Ciao bella” y sonríen. De hecho, puede verse alguna turista paseando de la mano de un masái por la costa.
En cambio, las mujeres masáis permanecen prácticamente escondidas en los puestos o bajo cualquier sombra mientras van haciendo pulseras. Son casi invisibles y en su tradición cultural dependen totalmente del hombre.
Un amigo masái
En Zanzíbar y en Tanzania es muy fácil hablar con la gente local si uno está predispuesto. Por ello, en nuestro viaje a Tanzania no dudamos en hablar con un joven masái de 17 años y un amigo que andaban por la playa de Nungwi (más interesado en charlar un rato con alguien que por ligar).
Pastor, estaba pasando tres meses en la isla vendiendo pulseras y pronto regresaría al norte del país. Tenía las marcas de escarificación típicas en las mejillas.
Nos explicó que sólo había cursado estudios básicos (hasta los 10 años), pero que los había dejado porque la educación era muy cara y su familia no podía permitírselo.
Aún y así tenía muy bien inglés, ya que en Tanzania, además del swahili, se enseña la lengua de Shakespeare en el colegio. El chico también había aprendido italiano, puesto que en Zanzíbar hay mucho turismo procedente de ese país.
Su máximo anhelo en esos momentos era conseguir el dinero suficiente para comprar las 15 vacas que necesitaba para casarse con una mujer. “De momento sólo tengo una”, se lamentaba.
Los masáis tienen cuatro grupos de edad diferenciados (joven-joven, joven-adulto que llega hasta los 30, adulto-joven y adulto-adulto hasta los 45 años, la de media de esperanza de vida), por lo que tendría cierta prisa para empezar a formar una familia.
Tras pegarse un baño con nosotros, invitarnos a su puesto de pulseras, e interesarse por nuestros estudios y trabajo, nos despedimos “bendecidos por los dioses por tener abuelos”.
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2 comentarios
Hola!! En unas semanas viajo con mk pareja a Tanzania y me gustaría que me dieras tu opinión acerca de seguridad tanto en transportes como a la hora de andar por el país, ya que voy por libre y con mochilas. También me preocupa un poco el tema de los mosquitos y moscas ya que he leído acerca fe algunas enfermedades, nos hemos vacunado y llevaremos repelente…. y no sé alguna información más que creas que nos podría servir!!!
Mil gracias:)
Hola! Gracias por leer el blog 🙂 Respecto a la pregunta sobre seguridad, ésto era algo que me preocupaba bastante antes de empezar el viaje. Una vez allí, me pareció todo mucho mejor de lo que había leído. La gente es muy amable y siempre está dispuesta a ayudarte. Los transportes no me parecieron inseguros, en algunos hay servicio/zona para turistas, es mejor ir ahí si hay posibilidad, más que nada porque seguramente será un poco más cómodo y algo más rápido. Como en todos lados, conviene esconder un poco lo que tengas de más valor en estaciones, etc. y vigilar la mochila. Eso sí, las carreteras son bastante malas y no recomendaría viajar de noche.
Respecto al tema de las enfermedades, nosotros nos vacunamos de la fiebre amarilla y tomamos Malarone durante el tiempo que estuvimos allí la semana posterior, tal y como requiere el tratamiento. También usamos repelente, dormimos siempre con la mosquitera puesta, e incluso rociamos la ropa con permetrina, otra especie de repelente. No nos picó nada, quizás tampoco nos hubiera picado nada si no hubiésemos hecho todo esto, pero creo que no está de más 😉 Mi recomendación es tomar precauciones (vacunarse, llevar repelente, etc.) aunque tampoco volverse loco