El Dorado fue durante siglos una obsesión para los españoles. Montaron expediciones, extorsionaron y mataron en busca de esa supuesta ciudad o reino dorado situada en algún lugar desconocido. La leyenda se originó a raíz del testimonio de indígenas que describían un ritual de una tribu según el cual el Rey solía cubrirse el cuerpo con oro en polvo para ofrendarlo a los dioses.
¿Dónde está El Dorado?
La mayoría de expediciones en busca de ese lugar mítico acabaron recorriendo el altiplano cundiboyacense, donde actualmenente se ubica Bogotá, tierra de muiscas. Esta tribu ofrendaba oro y piedras preciosas a sus dioses, en adoratorios retirados y que en su mayoría eran lagunas ubicadas en la cúspide de las montañas.
Los españoles acabaron determinando que el principal oratorio de los muiscas era la Laguna de Guatavita, situada a algo más de una hora en coche de Bogotá y a 30 minutos del pueblo de Guatavita.
En ella, se supone que se realizada la Ceremonia del indio dorado, el ritual que describía la leyenda. Allí los sacerdotes muiscas cubrían el cuerpo del futuro cacique con una resina y lo rociaban con polvo de oro. Luego lo subían en una balsa cargada de oro y otras piedras preciosas como esmeraldas y navegaban silenciosamente hasta el centro de la laguna.
El cacique se sumergía en la laguna y su séquito arrojaba las ofrendas al agua en símbolo de ofrenda. El Dorado tenía que estar allí. Durante años se intentó drenar la zona en busca de riquezas sin encontrar apenas nada. ¿Realidad o leyenda?
Museo del Oro de Bogotá
Hoy en día, la única evidencia del ritual se exhibe en el Museo del Oro de Bogotá.
En la sala oscura de la planta más alta se protege la pieza más preciada de este Museo: la balsa muisca.
Esta pequeña pieza de oro precolombina hace alusión a la ceremonia del indio de la que tantas veces escucharon hablar los españoles (hasta el punto de convertirse en una leyenda que sobrevivió varios siglos).
Se estima que la pieza fue fabricada entre los años 1.200 y 1.500 d. C. y fue encontrada en 1969 en el municipio de Pasca, al sur de Bogotá, dentro de una vasija de cerámica.
La balsa se expone en una sala llamada La Ofrenda donde mediante un montaje de luz y sonido se explica a los visitantes el ritual.
La sala se queda a oscuras y sólo se ilumina resplandeciente esta auténtica joya que nunca ha salido de Colombia.
El Museo del Oro es una visita que no te puedes perder si viajas a Bogotá. Muestra la colección de orfebrería prehispánica más grande del mundo procedente de varias culturas indígenas asentadas en la actual Colombia antes de la llegada de los europeos.
Las piezas se exponen en diferentes salas temáticas que muestran el trabajo con dichos metales, el uso dentro de la organización política y religiosa, entre otras.
Viendo la habilidad que se consiguió para trabajar el oro como elemento artístico, todavía resulta más frustrante pensar en todas las obras que se habrán fundido a lo largo de la historia por avarícia y en busca de El Dorado.
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