Praga sigue siendo un destino bastante accesible en Europa. Es una ciudad en la que se come bien a buen precio, no hay que gastarse mucho dinero en alojamiento y se puede recorrer a pie. Podríamos decir que es un destino ideal para una escapada de 3 días.
La ciudad tiene un casco antiguo muy cuidado formado por calles empedradas y altas torres de aguja y cuenta con uno de los castillos más grandes y cuidados de Europa. Si Praga es tu próximo destino a continuación te dejamos recomendaciones para que disfrutes de esta interesante ciudad.
Día 1: Ciudad Vieja
Para ver la Ciudad Vieja solo necesitas ganas de andar. La Plaza de la Ciudad Vieja es el corazón de la ciudad. Durante siglos este lugar ha sido el punto de intercambio comercial más importante de la región, tanto es así que los mercaderes checos llegaron a tener una gran influencia y poder económico en la Europa central. Si vas en entre mediados de noviembre y mediados de diciembre allí encontrarás uno de los muchos mercados de Navidad que se instalan en la ciudad tal y como te contamos aquí.
En el centro de esta plaza se erige el Monumento a Jan Hus, uno de los primeros protestantes checos contra la curia romana. La historia de la República Checa se distingue por su resistencia al catolicismo (y al imperio alemán, pero esa es otra historia). Hus consideraba que los sacerdotes no tenían más privilegios que el resto de la población y fue uno de los precursores de la Reforma Protestante.
Entre otros pulsos al papado, él y sus seguidores (los husitas) celebraban misas en las que las feligreses comían y bebían el pan y el vino de la eucaristía (en el catolicismo el vino se reserva a los miembros de la iglesia). Fue quemado vivo por sus creencias pero sus ideas calaron entre la población. La República Checa es uno de los países más agnósticos y ateos de Europa.
En una de las esquinas de la Plaza se alza la Torre del Reloj Astronómico de Praga, el símbolo más conocido de la ciudad. Construido en 1410, cada hora en punto las figuritas del reloj hacen una pequeña danza que hoy no parece poco espectacular (y que es muy similar al reloj de la Catedral de Múnich) pero que siglos atrás maravillaba a todo aquel que la veía.
Se puede subir hasta lo alto para tener buenas vistas (abierto de 08:00 a 20:00. Precio: 130 coronas checas). Si hay demasiada cola, también puedes optar por subir a otras torres de la ciudad como la Torre de la Pólvora.
Otro punto interesante en esta zona es la Universidad de Carolina. En este edificio estudiaron Nikola Tesla, Max Brod, Franz Kafka o Milan Kundera y Albert Einstein fue uno de los profesores. Los estudiantes checos siempre han tenido un peso importante en la historia del país y son precursores de numerosas revoluciones. El estudiante Jan Palach fue uno de ellos. En 1969 se prendió fuego para protestar contra la invasión soviética que acabó con la Primavera de Praga. Hay diversos monumentos en su memoria por la ciudad, el más importante en la Plaza de Wenceslao.
Por otra parte, Mozart también fue uno de los ilustres habitantes de la ciudad. En el teatro de la ciudad se estrenó su famosa obra Don Giovanni.
Recomendación: Para situarte durante el primer día en la ciudad te recomendamos que hagas el Tour gratuito de Sandeman New Europe. Tiene una duración de 3 horas y recorre los puntos más importantes del centro como la mencionada plaza, el Palacio de Kisky, o la Universidad de Praga. El tour sale a diario desde delante de la tienda Cartier de la Plaza de la ciudad Vieja y está guiado por una persona que te explica la historia de la ciudad (generalmente inmigrantes que residen en Praga).
Al final del tour puedes pagar lo que creas conveniente. No tiene un precio estándar. En Mochileros de viaje hemos hecho este tour en ciudades como Berlín o Múnich y la experiencia siempre ha sido muy satisfactoria. Hay diferentes horarios según el idioma del tour.
Día 2: Castillo de Praga y barrio de Mála Strana
A primera hora nos acercamos hasta el Puente de Carlos, el monumento más bonito de la ciudad y el lugar más concurrido. No importa que sea pronto, tarde o la hora de comer, siempre hayd gente cruzando este puente que une la ciudad vieja con el barrio de Mála Strana. En mitad del puente podemos observar una cruz católica levantada por los judíos de la ciudad para ganarse el favor de las autoridades.
Cómo llegar al Castillo de Praga
La opción más cómoda para llegar al Castillo consiste en coger la línea del metro A hasta la parada Hradčanská. También se puede subir a pie siguiendo el antiguo camino real que parte de la plaza de Mála Strana y que enfila la calle Nerudova (llena de restaurantes).
El castillo consta de diferentes edificios. Los más importantes son el Palacio Real, la Catedral de de San Vito o el Callejón del oro. La visita a todos estos recintos es de pago. En las taquillas del castillo se venden diversos tickets combinados. Puedes consultar más información sobre las entradas aquí.
Otra buena opción es subir al mirador de la Torre Sur de la Catedral para ver las mejores vistas de la ciudad.
Recomendación: Si quieres comer auténtica comida checa de calidad busca la taberna checa U Zlaté podkovy en el número 34 la calle Nerudova. Con decoración mediaval, su menú a base de sopa, goulash, tarta y excelente cerveza tiene una gran relación calidad-precio y el servicio es muy rápido.
Día 3: Barrio judío y visita al Monumento Nacional
Tal y como te contamos en este post, es difícil encontrar rastros de la Praga comunista. El lugar más simbólico que se conserva es el Monumento Nacional en Vítkov. Nos acercamos a primera hora hasta este espacio de cemento en el que durante la época comunista se rendía homenaje a los héroes del comunismo.
Hacia el mediodía podemos visitar Josefov, el barrio judío de Praga. Ya no queda apenas nada de ese antiguo gueto malcuidado en el que llegaron a vivir hasta 180.000 personas. Entre los siglos XIX y XX se hicieron labores de saneamiento en la zona que acabaron con el gueto. Sólo se mantienen en pie la Sinagoga Alta, la Sinagoga Vieja-Nueva (una de las más antiguas de Europa), la Sinagoga Española y el Cementerio Judío entre otros edificios religiosos.
El Cementerio Judío es uno de los lugares más visitados de Praga. Allí se amontonan los restos y lápidas de casi 200.000 personas. Se trata de un espacio pequeño que a lo largo de los años tuvo que crecer en altura para poder incrementar su espacio. Impresiona ver como las raíces de los árboles crecen entre las lápidas torcidas.
Para acceder al cementerio es necesario comprar la entrada combinada al Museo Judío de Praga que incluye el acceso a las sinagogas -excepto la Sinagoga Vieja-Nueva y al cementerio (precio de 300 CZK).
En la Sinagoga Pinkas, situada al lado del cementerio, podrás ver el homenaje a todas las víctimas checas del Holocausto. Se trata de una sala con casi 80.000 nombre que cubren todas las paredes convirtiéndolo en el epitafio más largo del mundo. Es escalofriante pensar que cada nombre y apellidos corresponde a una víctima. En la sala superior se conservan objetos cotidianos como uniformes, dibujos, libretas de los niños que vivieron en el gueto durante la Segunda Guerra Mundial.