La Ruta Romántica tiene varios pueblos con encanto y Dinkelsbühl es uno de ellos. Está situado a unos 30 minutos en coche del ultrafamoso Rothenburg ob der Tauber y sirvió como residencia real de los reyes carolingios. Hoy es una de las paradas más populares de esta famosa ruta por el sur de Alemania que recorre pueblos de estilo medieval.
A continuación, os dejamos formación sobre qué ver en Dinkelsbühl para que no os perdáis su esencia.
Qué ver en Dinkelsbühl: torres y murallas
Una de las cosas que primero llama la atención son las torres y murallas que rodean el centro, visibles desde distintos puntos de la población. Por ellas deberéis acceder en coche o andando para adentraros en este colorido pueblo cuya arquitectura sobrevivió a los bombardeos de la II Guerra Mundial, lo que lo convierte en uno de los más auténticos de esta ruta.
En total hay dieciséis torres, cada cual más bonita y singular. La más antigua es Wörnitz Tor, de gran belleza, aunque otras como Segringer Tor, situada en la parte alta de la ciudad, tampoco se quedan atrás. Desde este punto podréis tener una buena vista de las ciudad si os animáis a subir por la pequeña escalerilla que lleva hasta la puerta de la torre (normalmente cerrada).
Hay varios los pueblos de la Ruta Romántica como Rothenburg o Nördlingen que cuentan con torres reconvertidas en miradores o museos y con murallas abiertas al público. En el caso de Dinkelsbühl, además de las torres, merece la pena bordear los muros exteriores porque se han convertido en bonitas zonas ajardinadas por las que pasean sus ciudadanos.
Puedes recorrer la Ruta romántica con un coche de alquiler a tu aire o bien visitarla con este tour con propuestas singulares: Harburg, Rothenburg, Nördlingen o Hallertau
Por cierto, en la parte norte de la ciudad hay un lago en el exterior de la muralla que en Navidad se convierte en una pista de hielo.
Casco antiguo medieval
Otro imprescindible en este resumen sobre qué ver en Dinkelsbühl es su casco antiguo. Quizás el de Rothenburg se parece más al de un pueblo al ser más estrecho, pero eso no le quita encanto. Al contrario, aquí las casas son grandes e imponentes. Muchas calles están empedradas y es fácil ver las torres desde diversos puntos de la ciudad.
Una de las mejores zonas para disfrutar de la arquitectura del pueblo es la Weinmarkt, el mercado del vino curiosamente situado frente a la iglesia de San Jorge. Aquí hay varias casas muy notables y destacables, pero muchas se han reconvertido en hoteles y restaurantes como ldermen’s Inn.
La más popular es Deutches Haus, famosa por su color rojizo y su ornamentada fachada. Hoy es un hotel en el que también os podéis alojar.
Para seguir visitando el pueblo os recomiendo dejaros llevar. Dad vueltas, sed curiosos y descubrid rincones con encanto. Dinkelsbühl es una ciudad popular, pero no es ni mucho menos tan visitada como Rothenburg ob der Tauber.
De hecho, cuando la fuimos a visitar en diciembre la elegimos para pasar allí una noche de hotel y la decisión no pudo ser mejor: la habitación nos costó más barata, no había tantos turistas y tiene una buena oferta de hoteles y restauración.
Otro punto curioso en el casco antiguo es la Iglesia de San Jorge, de estilo gótico tardío. Como curiosidad, en la nave derecha se puede ver un pretzel como elemento decorativo donado por el gremio de panaderos de la ciudad
Qué ver en Dinkelsbühl en Navidad
El adviento es una buena época para visitar Dinkelsbühl ya que es uno de los pueblos de la Ruta romántica que cuenta con una mercado de Navidad. Se suele instalar en el patio del hospital (Weihnachtsmarkt im historischen Spitalhof) y está muy orientado como experiencia gastronómica, aunque cuenta con una pequeña zona de productos artesanos de madera.
Dejaros llevar por el bonito espíritu navideño alemán y no dudéis en acercaros para curiosear o tomar algún tentempié típico de estas fechas.
Dónde dormir: alojamiento en casas tradicionales
Pese a que no es el pueblo más famoso de la Ruta romántica, sí que es uno de los más visitados, puesto a que está situado a apenas unos 40 kilómetros de Rothenburg. La oferta hotelera es buena y muy interesante, puesto que la mayoría de hoteles son casas tradicionales.
En nuestro caso, nos alojamos en Dinkelsbühler Hof, un hotel de estilo rústico situado justo al lado de la muralla y con aparcamiento para huéspedes en el exterior. La cama era bastante grande y el desayuno estuvo muy correcto.
En la parte baja cuenta con un restaurante que sirve comida típica de la región.
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