¿Planeas una escapada a Berlín de 4 días o más? En Mochileros de viaje es una ciudad que nos apasiona y que hemos visitado varias veces, aunque la primera impresión fue un poco fría. Se me hizo raro no encontrar una parte antigua o amurallada, iglesias en cada esquina o la majestuosidad de capitales como Roma, París o Londres.
Pero resurgir de las cenizas le ha sentado bien a la capital alemana, que ofrece una visión diferente de Europa, quizás más parecida a la de esas ciudades de herencia post-soviética con calles cruzadas por tranvías y grandes avenidas.
Si es tu primera vez por la ciudad, te proponemos algunos de los must visit por días y planes más alternativos para qué puedas elegir qué Berlín quieres ver. Recuerda que también puedes explorar los alrededores alquilando un coche para conocer Postdam, por ejemplo.
No hay mejor lugar para empezar una visita a Berlín que la Puerta de Brandenburgo, situada en la Pariser Platz. La puerta original se construyó como acceso a la ciudad nueva y sigue siendo uno de los símbolos más poderosos de Alemania. Un lugar histórico rodeado de embajadas y en el que podréis identificar la famosa línea del muro sobre el pavimento que cruza toda la ciudad y que recuerda esa cicatriz.
Cerca de la plaza podéis acercaros hasta el Memorial del Holocausto en memoria de los judíos asesinados por los nazis entre 1933 y 1945. En la superficie se puede pasear entre los bloques de cemento que forman una onduleante estructura con zonas que se estrechan.
Un par de calles más abajo, en In den Ministergärten, está otro punto clave de la ciudad: soterrado en este antiguo solar que hoy es un parking para coches se ubicaba el búnker de Hitler. Apenas un cartel que recuerda tan funesto lugar para la ciudad.
Os recomiendo que sigáis andando cruzando Postdamer Platz para visitar el famoso Checkpoint Charlie, uno de los puntos más calientes de la Guerra fría, paso fronterizo en la ciudad entre el barrio estadounidense y el soviético. Esta es una zona curiosa puesto que también se muestra cómo se vivía en el Berlín soviético.
Esta ruta histórica para un primer día puede acabar en Gendarmemarkt, la plaza más bonita de Berlín que durante el mes de diciembre queda ocupada por un bonito mercado navideño muy recomendable. Dos catedrales a lado y lado de la plaza, la Französischer Dom y la Deutscher Dom, le dan ese aire majestuoso más habitual de las grandes capitales.
Si os quedáis con más ganas de conocer la historia de Berlin la visita a los búnkeres de la Berliner Unterwelten es una opción muy interesante. Esta asociación se encarga de preservar la memoria de la capital alemana y se ha especializado en la recuperación de restos históricos del subsuelo como búnkers de la IIGM, montañas de ruinas (literalmente) o estaciones de tren.
La visita al antigua búnker bajo la antigua estación de tren de Gesundbrunnen recorre varias de las estancias y pasillos que conformaban este refugio para la población civil sin ventanas, con poca ventilación y que ofrecía poca seguridad real.
La Isla de los Museos, junto al río Spree, es la cuna de la historia en Berlín. Aquí podréis visitar la impresionante cúpula de la catedral Berlíner Dom o pasar una tarde agradable en alguno de los museos más importantes de la ciudad.
En el Altes Museum podréis fascinaros con el busto de Nefertiti y en la Alte Nationalgalerie veréis una de las colecciones de cuadros impresionistas más importantes, aunque nuestra recomendación es que admiréis algunas de las antigüedades más aclamadas de Europa en el Pergamonmuseum.
El Altar de Pérgamo o la Puerta de Ishtar en Babilonia os transportaran a Oriente Próximo.
El edificio del Reichstag alberga el parlamento alemán y es un símbolo de la unidad del pueblo. La cúpula, reconstruida por el arquitecto Norman Foster, se puede visitar gratis y ofrece buenas vistas de la ciudad y del propio parlamento, puesto que queda justo encima de la sala del Parlamento.
Se puede conseguir una reserva de acceso a través de la web.
El Tiegarten, antaño el coto de caza real, es el parque más grande la ciudad y cuenta con una ubicación privilegiada entre el Bundestag y la puerta de Brandenburgo. Pasó por una época de cierto abandono tras la Segunda Guerra Mundial, pero se ha recuperado y es una excelente opción para pasear o ir de picnic.
En los alrededores cuenta con interesantes propuestas culturales como el Kulturforum o la vista a algunos de los primeros tanques rusos que entraron en la ciudad a modo de exposición.
Cerca del parque, la bulliciosa Postdamer Platz es otra visita imprescindible y una de las plazas más animadas y modernas de la ciudad con espacios como el Sony Center. Aquí se instaló el primer semáforo de Europa.
Si hay algo que sorprende en una primera visita a Berlín es ver la cantidad de berlineses que aprovecha cualquier lugar de la ciudad para tomar una pilsner de medio litro (el tamaño preferido).
Se bebe en los parques, en la calles, tras salir del trabajo con el traje de oficinista puesto… ¡Incluso en el metro! Podéis tomaros una cerveza en honor a la ciudad, pero siempre con un plan tranquilo y sin armar bullicio.
Fue el centro de la ciudad y con la división durante la guerra fría siguió siendo un lugar de especial relevancia para Berlín Oriental. Aquí podréis ver la famosa Torre de la televisión levantada en 1969 con su popular aguja que enfila hacia el cielo.
En la plaza también podéis visitar el Reloj Mundial, construido como parte de la remodelación de la zona en 1969. En general, el lugar tiene ese no sé que soviético que hace de Berlin un lugar diferente.
El trozo de muro más amplio y mejor conservado de Berlín se encuentra en la East Side Gallery. Allí podéis ver un trozo de 1,3 kilómetros que se ha convertido un mural artístico en constante revisión por parte de graffiteros procedentes de toda Europa.
La visita es gratuita y hay murales históricos como el del líder ruso Leonid Brezhnev besando a Erich Honecker, líder de la República Democrática Alemana, y el de un coche Trabant cruzando el muro.
Cerca de la East Side Gallery podéis pasear por uno de los barrios alternativos de Berlin: Kreuzberg.
En él viven estudiantes y una gran comunidad turca y es famoso por sus tiendas de segunda mano, cafeterías orgánicas y vinilos. Veréis como el alemán deja paso al turco y aparecen muchas tiendas de electrónica y mercadillos.
Todo lo contrario a Kreuzberg lo encontraréis en los alrededores de la iglesia evangélica luterana Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche. Además de visita esta iglesia semiderruida tras la Segunda Guerra Mundial también podéis pasear y disfrutar de una tarde de compras por la calle Kufürstendamm, que está repleta de grandes centros comerciales.
Es la zona clásica de compras en Berlín.
Si tras un par de días os apetece salir de copas, os recomiendo que os acerquéis hasta Warschauer Strasse, una zona llena de bares y discotecas de todo tipo. Hay otras zonas más populares como Oranienburguer Strasse, pero en Warschauer encontraréis menos turistas.
Una excursión de un día por los alrededores de Berlín siempre es una opción interesante. Postdam es uno de los lugares más recomendables al que podéis llegar en transporte público o más cómodamente en un coche de alquiler consultando buenas ofertas de precio.
Además de visitar el Puente de los espías, esta localidad catalogada como Patrimonio Mundial por la UNESCO, fue el lugar de residencia de la familia real prusiana y de varios káisers alemanes por lo que cuenta con un gran número de palacios y jardines reales.
El más espectacular es el Palacio Sanssouci , que cuenta con preciosos salones interiores y un espléndido jardín exterior en el que merece la pena pasear. También son recomendables el barrio holandés o Palacio de Babelsberg, construido entre 1833 y 1835 como residencia de verano del emperador Guillermo I.
También a las afueras de la ciudad. Sachsenhausen es un antiguo campo de concentración ubicado en Oranienburg. Fue construido en 1936 por los nazis y se calcula que unos 30.000 prisioneros de todo tipo fueron asesinados dentro del campo.
Es una visita complicada, pero con algunas curiosidades: aquí se retuvo como preso al hijo de Stalin hasta su muerte y fue el campo en el que se preparó una de las falsificaciones de billetes más grandes de la historia tal y como recoge la película Los Falsificadores.
En el barrio de Charlottenburg encontraréis el Estadio Olímpico, sede de los Juegos de 1936. Hoy es el campo del equipo local Hertha BSC y el estadio se ha renovado por completo en su interior, pero conserva su histórica fachada.
A partir de finales de noviembre y hasta el 24 de diciembre Berlín acoge un buen número de mercados de Navidad. Suponen una buena oportunidad para ver una de las tradiciones que más entusiasmo despierta entre los alemanes.
Además de figuritas navideñas, podréis encontrar artesanía, numerosos puestos de cerveza y otros tantos de comida (galletas de jengibre, frankfurts, pasteles, etc.). El ambiente de alegría pre navideña se disfruta mucho.
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