¿Sabías que existen pirámides en Perú? Las Huacas del Sol y de la Luna de Trujillo estaban marcadas como un lugar prioritario en nuestra ruta de viaje por Perú. No suele ser un lugar de paso popular turistas, que en su mayoría optan por hacer la Gringo Trail por el sur de Lima hasta el Machu Picchu. Pero si te gusta la historia es una visita muy recomendable y que no se desvía tanto de la ruta más clásica por el país. Conocer los restos de la cultura moche y ver estas dos pirámides precolombinas bien conservadas es sin duda el mayor reclamo de una visita que no defrauda y que sorprende.
En una visita a las pirámides moche de las Huacas del Sol y de la Luna, que puedes hacer por tu cuenta o con agencia, tampoco te pierdas otras joyas precolombinas en la zona como son los palacios de adobe chimú, la momia de la Dama Cao y otras pirámides, e incluso la bonita y agradable ciudad de Trujillo, de estilo colonial.
El Valle de Moche fue el enclave principal de la cultura mochica, surgida entre los siglos II y el siglo VII en el norte de Perú. Expertos en la construcción de canales, el manejo del adobe y los primeros ceramistas de Perú dejaron un legado que perdura hoy en día: dos imponentes pirámides en homenaje al sol y la luna, levantadas en este valle a unos pocos kilómetros de la ciudad de Trujillo.
No es casualidad que los templos tuvieran forma piramidal. Justo al lado de las dos pirámides se levanta el Cerro Blanco, una gran montaña picuda. El clima tuvo una influencia decisiva para el desarrollo de este pueblo, así que no es de extrañar que también adoraran a la montaña, el lugar de donde brotaba el agua.
Una de las singularidades que más suele llamar la atención de lo mochica es su afición a los sacrificios humanos con fines rituales para apaciguar la ira de unos dioses muy violentos a menudo representados como una mezcla de humanos y animales: serpientes, águilas, pumas…. Todo un universo duro que quedó plasmado tanto en las pirámides como en muchas de las piezas de cerámica y murales que se han encontrado.
Los moche supieron sacar provecho de las desérticas tierras de Trujillo, pero se cree que las fluctuaciones climáticas acabaron con ellos. Pese a que fueron capaces de impulsar sistemas de irrigación artificial, no pudieron hacer nada frente a El Niño.
Las fuertes lluvias de este fenómeno meteorológico destruyeron palacios, pirámides y ciudades de adobe, además de arrasar cultivos. A períodos muy lluviosos le sucedieron largas temporadas de sequía. Los sacerdotes incrementaron el número de sacrificios, pero nada se pudo hacer.
La quiebra de la agricultura acabó definitivamente con una de las sociedades más interesantes de Perú. Los chimú tomaron el relevo poco después y también levantaron su legado: una ciudad de adobe que todavía se conserva.
Las Huacas del Sol y de la Luna están situadas a unos 6 kilómetros al sur de la ciudad de Trujillo, capital de la mancomunidad con el mismo nombre. Las pirámides se encuentran situadas en un complejo turístico donde también puedes visitar el Museo de las Huacas Moche. De las dos pirámides, debes saber que sólo puedes visitar la Huaca de la Luna, la única que ha sido excavada a fondo.
Puedes visitarlas por tu cuenta o bien con algún tour guiado. Para conocer más a fondo la interesante historia de este lugar te recomiendo que las visites con un tour guiado. En el centor de Trujillo y en sus hoteles encuentras muchas agencias que organizan la excursión a las Huacas y a Chan Chan, que también puedes contratar por anticipado. La mayoría de tours guiados incluyen el transporte hasta allí.
Si optas por visitar las pirámides moche de las Huacas del sol y de la Luna lo tienes fácil. Basta con pedir un taxi o una combi o furgoneta colectiva desde el centro de Trujillo para recorrer esos 6 kilómetros que hay de distancia. Desde el centro de la ciudad, el recorrido no tarda más de20 minutos y te saldrá bastante bien de precio.
Una vez allí puedes comprar la entrada en taquilla.
Recuerda que hasta el momento sólo se puede visitar la Huaca de la Luna, dedicada a los rituales y probablemente la más interesantes y misteriosa. Con la entrada, también se incluye el acceso al Museo Santiago Uceda Castillo junto al recinto.
Las Huacas moche de Trujillo abren de martes de domingo de 9:00 a 15:00h. Para adultos, el precio de la entrada cuesta 10 soles (4€) y únicamente se aceptan los pagos en efectivo.
El Museo de las Huacas de Moche fue inaugurado en 2010 y es una visita ineludible en el recinto arqueológico ya que ofrece un interesante cercamiento a la cultura moche. El interior está divido en tres salas y un anfiteatro que exhiben las piezas que se han encontrado en el yacimiento.
En la primera sala de exhibición puedes conocer algunos detalles sangrientos de los moche, que organizaban ceremonias de sacrificio para pedir el favor de los dioses en los ciclos agrícolas y durante fenómenos meteorológicos tan dañinos como El Niño.
Sacrificaban principalmente a guerreros. De hecho, en la Huaca de la Luna se puede ver la piedra donde el sacerdote realizaba las decapitaciones y donde se han descubierto los restos de hasta 40 guerreros decapitados. El verdugo se situaba en el altar y el sacrificado se ponía de rodillas sobre una rampa. También había asientos para los espectadores.
Políticamente los moches se organizaban en diferentes reinos o señoríos, pero las huacas constituían la capital del reino.
En la segunda sala se muestran los retos de la tumba del sacerdote, la del Shaman e incluso un re-entierro moche. En la tercera sala se exhiben algunos de los descubrimientos de la zona, como instrumentos musicales, moldes, objetos textiles, etc. No se pueden hacer fotografías.
La Huaca del Sol fue el edificio dedicado a la vida política y hoy permanece cerrada al público. Tiene 41 metros de altura y 5 plantas superpuestas. Sólo se puede ver el exterior porque apenas se ha excavado nada, pero según los expertos podría guardar abundante documentación sobre la organización política de esta sociedad.
Cuando preguntamos cuándo se abriría la excavación nos dijeron entre risas que “cuando Perú gane el Mundial de Fútbol”. De momento, no hay presupuesto para llevar a cabo una obra de restauración tan importante.
En frente y separada por un gran valle donde vivía la población, se levanta la Huaca de la Luna, el recinto dedicado a la religión y a las ceremonias. Esta pirámide se encuentra en un mejor estado de conservación. A la hora de elegir qué pirámide excavar los expertos lo tuvieron claro: el recinto ceremonial podría dar mejores respuestas a los misterios moche.
Este edificio piramidal tiene más 21 metros de altura y está compuesta por 3 plantas superpuestas y 4 terrazas ceremoniales. Cada 100 años los moche enterraban una planta y sobre ésta construían una nueva planta de adobe. Las paredes se pintaban con coloridos murales.
La visita accede a parte de las zonas excavadas en la propia pirámide. A mi me preció una visita fascinante porque además conserva muchos murales que han sido restaurados. En ese sentido, la pintura más conocida de la Huaca es Aiapaec, un demonio de grandes cejas negras conocido como el Dios Degollador y uno de los símbolos más importantes de las Huacas Moche.
En el interior se pueden recorrer los diferentes niveles. Hay patios, estancias y pasillos. También por supuesto más murales y mosaicos con cóndores, zorros, serpientes y cenefas. Incluso hay una pequeña terraza desde donde se puede ver la Huaca del Sol de frente y el gran valle donde vivía la población mochica.
Los moche destacaron por ser grandes artistas y su buen manejo de la cerámica, la metalurgia o la pesca.
La visita es realmente espectacular, ya que recorre prácticamente todos los niveles y hay multitud de zonas excavadas.
Además del mural de Aiapaec en el exterior de la pirámide se conserva un gran mural piramidal pintado siguiendo los diferentes niveles de la Huaca y que es realmente espectacular. La vista de esta fachada la recordaré como uno de los highlights de mi viaje por Perú.
Otro mural relevante de esta zona es el Mural de los mitos, que contiene una gran simbología moche y que recuerda a los murales de la cosmovisión andina que se pueden ver en el templo del Qorikancha, uno de los imprescindibles que ver en Cusco.
Allí, observando todos esos murales tan bonitos y rituales me sentí como una Indiana Jones admirando un tesoro milenario.
Además de las pirámides moche, los alrededores de Trujillo también conservan otros tesoros que ne nuestro caso también visitamos con un tour guiado:
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