La ciudad de Viena fue el punto y final de nuestro viaje de Interrail. Nos encontramos ante una ciudad agradable para pasear y donde la música clásica (como no) sigue siendo uno de los principales atractivos.
La capital del imperio austrohúngaro también fue durante principios de siglo XX un centro cultural muy importante en Europa puesto que en los círculos intelectuales de la ciudad se movían personajes tan influyentes como padre del piscoanálisis, Sigmund Freud, el filsófo Wittgeinstein o el político y revolucionario Trotski. Actualmente los palacios siguen en pie y todavía resisten muchos de esos cafés que servían como punto de encuentro de los círculos intelectuales.
¿Qué puedes ver en Viena en 48h?
Empezamos bien temprano para visitar la Catedral de Viena en la plaza Stephansplatz. En el exterior destaca por la gran torre en forma de aguja de unos 137 metros de altura y por los más de 250.000 azulejos que componen el colorido tejado. La visita al interior de la Catedral es gratuita y te permitirá ver la trabajada decoración de la nave central. Esta catedral cuenta con unas catacumbas donde están depositados los esqueletos más de 10.000 vieneses.