Tres son los monasterios que conforman la Ruta del Císter: el de Poblet, el de Santes Creus y el de Vallbona de les Monges. Todos se construyeron bajo los preceptos de la Orden del Císter, una orden católica reformadora de origen francés que surgió en el siglo XII para volver a la esencia del catolicismo que según ellos se había corrompido con órdenes como la de los benedictinos.
Encontraron entre las actuales comarcas del Alt Camp, la Conca de Barberà y el Urgell en Catalunya un espacio ideal para levantar tres monasterios en los que promover la perfección espiritual mediante el ascetismo y rechazando la ociosidad y la ostentosidad. Pero en la Edad Media los monasterios eran una referencia para el desarrollo cultural y político al más alto nivel y también acabaron por convertirse en lugares influyentes para la Corona de Aragón: los tres albergan tumbas reales y son Reales monasterios.
Para difundir toda la historia y cultura asociada a esta región en 1989 se creó la marca turística de la Ruta del Císter que prone un recorrido por estos tres monasterios y los pueblos de alrededores. En ese sentido, una visita al monasterio de Santes Creus supone la oportunidad de conocer el que en mi opinión es el más bonito de los tres gracias a su bello patio y cuidadas estancias interiores. Conoce a continuación todos los detalles.
Visita al monasterio de Santes Creus: el más bonito de la Ruta del Císter
Si bien el monasterio de Poblet se lleva buena parte de la fama de los tres monasterios del císter en la zona (Poblet y Santes Creus de monjes siendo Vallbona el único femenino), tras completar la ruta en coche es el de Santes Creus del que guardo un mejor buen recuerdo. Es el único que no guarda vida monástica en la actualidad ya que tras la desamortización de Mendiazábal en 1921 fue convertido en monumento nacional. Forma parte del Camino de Santiago en su paso por Catalunya y fue el primero de los monasterios cistercienses de la zona.
El buen estado de conservación y las numerosas reformas realizadas a lo largo de los años bajo auspicio real hace que realmente lo disfrutes desde el punto de vista arquitectónico. Te recomiendo que hagas la visita guiada para empaparte de su parte más cultural e histórica.
Complejo monacal de Santes Creus: Acceso por el Arco real y plaza central
El acceso al complejo monacal es en mi opinión uno de los puntos fuertes de una visita al monasterio de Santes Creus en el Alt Camp. De camino al monasterio desde el pueblo hay un primer complejo al que se accede por la bonita Puerta de la Asunción donde encontrarás algunas casas y la capilla de Santa Lucía. Junto a ella el Arco real, ofrece una espléndida vista de un segundo conjunto monacal al que da acceso y que destaca por una amplia plaza empedrada rodeada de varios edificios y casitas. La iglesia y el monasterio se sitúan al otro extremo.
Se trata de un conjunto muy armónico, puesto que tanto la plaza como lo edificios están construidos por el mismo tipo de piedra rojiza suave. Es fácil imaginar cierto trasiego de monjes deambulando de un lado a otro, pero a la vez el entorno ya empieza a ofrecer cierto recogimiento. El centro de la plaza encontrarás una bonita fuente con la escultura de Bernardo Calbó, antiguo abad del monasterio, y en uno de los lados de la misma el edificio del antiguo Hospital de Sant Pere dels Pobres del que se puede visitar el patio.
Qué ver en Santes Creus: el claustro
Junto al edificio de la iglesia encontrarás la Puerta Real, una obra del románico con un arco de medio punto que da acceso al monasterio propiamente dicho. Tras un pequeño patio junto a la oficina de venta de entradas, accedemos al mismo directamente hasta el claustro, la auténtica joya de una visita al monasterio de Santes Creus.
Su construcción, lejos de ser sencilla tal y como defendía la orden, es bella y está llena de detalles del gótico. Esto es debido al auspicio real con el que contó el monasterio desde el inicio de su construcción ya en 1313 bajo el patrocinio del rey Jaume el Just (Jaime el Justo) y la reina Blanca de Anjou. Cuenta con varias galerías cubiertas con vueltas, arcos y capiteles adornados con seres fantásticos, mitológicos, escenas biblícas, elementos heráldicos y animales corrientes. Las galerías que lo rodean también cuentan con varios sarcófagos y sepulturas de nobles de la época.
Son especialmente bonitos los arcos flamígeros del patio central. En el centro, además de un bonito jardín también hay un curioso edificio que hace la delicias de cualquier instagramer: el templillo del lavabo, una fuente hexagonal con una cubierta algo más acorde con los preceptos de sencillez del císter. Allí los monjes se lavaban las manos después del trabajo y antes de entrar al comedor.
Junto al claustro puedes visitar una sala capitular que guarda las tumbas de los abades, que a medida que fueron asentando su poder poder e influencia no eran enterrados junto a los monjes, sino en esta sala. La sala cuenta siete tumbas, seis de las cuales pertenecen a los últimos abades vitalicios.
Estancias de los monjes y vida monacal
En la Edad Media muchas familias adineradas encontraban en las órdenes monacales una salida para los segundos hijos o hijas tras el heredero o pubilla (tal y como se llamaba en Catalunya a la heredera). Éstos se convertían en hermanos, los clérigos de más alto rango por detrás del Abad. Otro grupo lo formaban los monjes (que no sabían leer), además de los conversos y otros grupos e incluso en muchos casos los monasterios contaban con esclavos que se ocupaban del mantenimiento del mismo a cambio de un plato de comida.
Todos ellos compartían estancias dentro del monasterio aunque cada uno tenía su tarea específica. En la visita al monasterio de Santes Creus se pueden visitar varias de estas estancias comunes como el dormitorio, una sala espaciosa –de 46 m de largo por 11 de ancho– situada sobre la sala capitular con una sobria decoración floral donde los monjes dormían en comunidad, vestidos, sobre lecho de paja y en una misma dependencia. Con el paso del tiempo se toleraron las celdas individuales y aparecieron las primeras camas con jergón de paja.
Otras salas que puedes visitar son el comedor o refrectorio, adornado con un bonito friso, donde comían las verduras, legumbres y fruta procedente de los huertos de Santes Creus. También puedes visitar la antigua enfermería o el cementerio donde los monjes eran enterrados sin ataúd ni esquela y con el hábito.
Claustro posterior, Palacio real y antiguos restos
Además del espectacular claustro principal en Santes Creus existe otro al que se accede por el parlatorio, una amplia estancia rectangular que era el único espacio en el que los monjes podían mantener breves conversaciones entre ellos.
El segundo claustro es mucho más pequeño y sencillo que el primero. Cuenta con un patio adornado con un surtidor central y ocho altos cipreses. Cerca de allí encontramos el Palacio Real, un edificio que se inició por iniciativa del rey Pere el Gran y que acabó siendo el Palacio abacial. Es muy simbólico porque en la parte baja se identifica claramente la arquitectura típica del gótico civil catalán: un patio a cielo abierto, una escalera de acceso y una galería superior.
El último edificio relevante dentro del monasterio es la Capilla de la Trinidad, una pequeña estancia que tenía una talla de madera de la que sólo queda una pequeña parte.
Iglesia y Panteón real
En una visita al monasterio de Santes Creus no puedes pasar por alto la iglesia principal que albergan dos mausoleos reales: el de Jaume el Just y Blanca d’Anjou a un lado del altar (los grandes mecenas de Santes Creus) y el de Pere el Gran al otro. Éste último es curioso porque la tumba realmente era la antigua bañera de un papa hecha con el material más caro de la época (el pórfido, también presente en una columna del Palacio Real) y porque su apertura en 2010 fue todo un evento televisivo al estilo CSI emitido en TV3, la televisión pública catalana.
La desamortización de Mendiazábal dejó al monasterio sin monjes y con las puertas abiertas a los saqueadores, que pudieron profanar todas las tumbas excepto la de Pere el Gran debido a la dureza del pórfido.
A los pies del mausoleo de Pere el Gran hay una sencilla losa funeraria que corresponde a la tumba del almirante Roger de Llúria. Otro punto interesante dentro de la iglesia es el precioso reloj de madera, dentro del cual hace poco se encontró una baraja de cartas antigua. El reloj conectaba a través de puertecilla con el dormitorio y se cree que el reloj era un buen escondite para jugar a cartas.
Si te interesa la historia, no puedes pasar por alto los mausoleos reales del monasterio de Poblet, mucho más grandes y épicos. El rey Jaume I está enterrado allí.
Santes Creus es un must visit de la Ruta del Císter. ¡No lo pases por alto!
Horario de visita al monasterio de Santes Creus y precio de la entrada
- Del 1 de junio al 30 de septiembre: de 10.00 a 19.00 h
- Del 1 de octubre al 31 de mayo: de 10.00 a 17.30 h
- Cerrado los lunes no festivos, el 25 y 26 de diciembre y el 1 y 6 de enero
- Entrada General: 6 euros
- Entrada Reducida: 4 euros
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