Según el dicho todos los caminos conducen a Roma (y viviendo en Europa no lo vamos a negar), pero en el medievo catalán muchos de ellos también conducían a un lugar: el real monasterio de Santa Maria de Poblet. Allí confluyeron parte del poder religioso y político de la Corona de Aragón hasta el punto que acabó por convertirse en el monasterio más importante de la Corona y el núcleo de la vida medieval en Catalunya.
Fundado en el 1150 por Ramon Berenguer IV, el monasterio real de Poblet es Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1991. En la actualidad cuenta con casi una treintena de monjes que viven internados, lo que lo convierte en el monasterio cistercense más grande de Europa habitado en la actualidad. Su visita es imprescindible en Catalunya y es el monasterio más representativo de la Ruta del Císter junto a los monasterios de Santes Creus y Santa Maria de Vallbona.
¿Quieres saber más? Te detallo lo mejor de una visita al monasterio de Poblet en 10 claves.
1. Aislamiento en la Conca de Barberà
El monasterio de Poblet se encuentra en una zona no urbana pasada la actual carretera de l’Espluga de Francolí. Esto no es casual, ya que uno de los preceptos del císter determinaba ubicar los templos en un lugar aislado con acceso a agua para trabajar la tierra y autoabastecerse. Poblet fue un monasterio muy completo que llegó a contar con una enfermería, una farmacia, varios cementerios, un jardín de plantas aromáticas, molinos, panaderías, e incluso un calabozo ya que el abad tenía la potestad de un señor feudal.
Por otra parte, el Císter fue una orden surgida en Francia en el siglo X y que se creó como un movimiento de reforma de la benedictinos para volver a la austeridad. Hasta el momento, Poblet es el único de los monasterios de la Ruta del Císter que sigue aislado y el único con vida monacal masculina. Los monjes de esta orden suelen vestir un hábito blanco para diferenciarse de los benedictinos que lo llevaban negro.
Si te animas a visitar Santes Creus verás que éste, que es anterior, está situado actualmente junto a un núcleo urbano. Es una de las diferencias entre los dos monasterios, por eso te recomiendo que completes la Ruta del Císter ya que todos los lugares te aportan una experiencia nueva y enriquecedora.
2. Un gran monasterio con tres puertas de acceso
Poblet es un gran conjunto conformado por tres recintos bien diferenciados y comunicados entre sí por varios accesos. Para llegar hasta la imponente entrada principal hay que cruzar tres puertas que son representativas de los cuatro estilos artísticos que se dieron a lo largo del tiempo: el románico, el gótico, el renacimiento y el barroco.
La Puerta de Prades es la primera ellas y daba acceso a unos edificios donde vivían obreros, labradores y otros oficios que abastecían las necesidades del monasterio. La segunda es la Puerta Dorada, llamada así en alusión a unas chapas de bronze que la recubrían, y que da acceso a la explanada de forma irregular que se conoce como la Plaza mayor. En ésta puerta se recibía a los reyes cuando acudían para hacer una visita al monasterio de Poblet. Desde aquí podréis ver una de las vistas más famosas del recinto.
La última es la Puerta Real que da acceso al espacio donde vivían los monjes. Está situada entre dos torres y junto a ella también podrás encontrar la puerta barroca construida en el siglo XIII que da acceso a la iglesia de Poblet.
Los grandes muros de este último espacio sorprenden y nos dan cuenta de la relevancia que llegó a tener este espacio en el medievo. Fue Pere IV quién ordenó construir ésta muralla de 12 torres a raíz de haber ordenado la construcción de un espacio para un panteón real.
3. Un templillo inspirado en Santes Creus y espacios del día a día monacal
Tras el acceso por la Puerta Real comenzamos a conocer como era (y es) el día a día. Nada más entrar encontramos el atrio situado a las bodegas para producir vino que ostenta el monasterio y que en la actualidad explota Codorniu bajo la marca Abadía de Poblet.
Uno de los espacios más destacados de esta zona es el claustro, situado al lado norte de la iglesia. Es un espacio donde podemos constatar los diferentes estilos arquitectónicos que se han sucedido durante varios siglos.
Así en la zona sur encontramos arcos de medio punto sustentados por capitales con adornos vegetales (en el císter no se presentaban al principio figuras humanas) de estilo románico, mientras que el resto de galerías encontramos ventanales de estilo gótico.
Una de las curiosidades del claustro es que el templillo del lavabo central donde los monjes se lavaban las manos antes de orar fue creado inspirándose en el templillo de Santes Creus. En general, el claustro de Poblet es algo más austero que el de Santes Creus, que sin duda me pareció el más espectacular de la Ruta del Císter.
Otros lugares que se incluyen en una visita al monasterio de Poblet son el refrectorio, la sala donde comían los monjes en silencio para respetar las órdenes de clausura, la sala capitaular, la antigua cocina o una antigua sala dormitorio donde los monjes dormían en comunidad, vestidos, sobre lecho de paja y en una misma dependencia.
4. Cuatro cimborios, uno por cada estilo arquitectónico
Otro de los lugares más espectaculares en una visita al monasterio de Poblet es la vista de los cimborios y el claustro desde la terraza superior del claustro. Los cimborios son las torres con ventanales construidas sobre las iglesias que se usaba en arquitectura como un elemento para iluminar el interior. Este recurso arquitectónico se empleó en casi toda Europa desde la época medieval, primero en estilo románico y luego gótico.
En el caso de Poblet encontramos cuatro cimborios, uno por cada estilo arquitectónico con influencia sobre el conjunto monumental. La terraza desde donde se ven también es en sí misma bastante ancha y bonita.
5. Poblet, un centro de poder real y religioso durante siglos
Poblet estuvo ligado desde sus inicios a la Corona de Aragón. Fue el rey Ramón Berenguer IV quién ordenó construirlo en el año 1150 en Vimbodí, cerca de Espluga de Francolí y de las montañas de Prades como medida para contener el empuje musulmán en los territorios que se iban conquistando. Durante los siglos posteriores fue recibiendo donaciones de la corona para mejoras e impulsar actividades. Santes Creus y el monasterio de Vallbona de les Monges también recibieron ese apoyo real.
Además del real, el monasterio también recibió el apoyo de los linajes más relevantes en Catalunya como los condes de Urgell, Cervera o Cardona que optaban a puesto de monjes de coro letrados para los segundos hijos en una línea superior a los monjes conversos (hermanos legos) formado por laicos y campesinos que se dedicaban al campo y que hacían vida por separado. La decadencia de Poblet coincide con la desaparición de la casa real de Aragón.
Además de ser un referente para el poder real, los sucesivos abades de Poblet llegaron a tener un gran poder en Catalunya ya que también eran vicarios generales del Císter en los reinos de Aragón y Navarra y limosneros reales en la corte por orden del rey Pere IV. El abad además ejercía el alto honor de acompañar al rey en sus contiendas como consejero o su embajador y tenía un lugar destacado en las Cortes de Cataluña, llegando a conseguir el cargo de diputado de la Generalitat. Asimismo, Pere II otorgó el título de notario real al monje con cargo de archivero.
Los monjes estaban exentos de juramento en los juicios y pleitos y la jurisdicción de Poblet se extendía a otros monasterios de la Corona y a más de 30 pueblos.
6. Un panteón real para la corona
Lo más esperado de una visita al monasterio de Poblet es la vista del panteón real, que se realiza tras la visita por las dependencias de los monjes. Éste se encuentra situado en el interior de la iglesia principal y fue ordenado construir por Pere IV para hacer realidad los deseos de Alfons II de convertir Poblet en un monasterio real.
Para su construcción se requirieron los servicios de grandes escultores de la época, que decidieron disponer las tumbas reales sobre unos grandes arcos situados junto al crucero. De hecho, para poder verlos desde distintos ángulos debes pasar por debajo.
Sobre esos arcos se montaron seis sepulcros reales leadeados para ser contemplados, tres a cada lado con estatuas adyacentes que originalmente estaban policromadas y que conforman la capilla real. Se trata de un lugar bastante monumental que impresiona y con bonitos detalles en las tumbas reales. Originalmente en Poblet se enterró a Alfons II, Jaime I (quién también fue monje cistercense y conquistó Mallorca y Valencia) y Pere IV junto a sus tres esposas María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia.
Posteriormente se añadieron las tumbas de Juan I, Juan II y Fernando I, también junto a sus esposas. Muchos nobles también eligieron enterrarse allí, pero cuentan con tumbas más discretas en otros espacios como la iglesia o el claustro.
Un lugar impresionante.
7. Un monasterio saqueado y profanado
Muchos de los documentos y tesoros que guardaba Poblet fueron saqueados durante el Trienio Liberal en el siglo XIX, cuando se produjo una exclaustración forzosa que fue aprovechada por saqueadores para llevarse los altares o el órgano entre otros elementos.
La desamortización de Mendiazábal en 1835, que puso a la venta las tierras y los bienes de la iglesia, obligó a la comunidad a exclaustrarse por segunda vez. El monasterio quedó de nuevo a merced de los saqueadores que esta vez profanaron las tumbas reales en busca de joyas. Los restos Jaime I, Pedro el Ceremonioso y Juan I quedaron esparcidos por la iglesia hasta que dos años después el párroco de l’Espluga de Francolí pudo recogerlos.
No se devolvieron al Panteón real hasta mediados del siglo XX en un proceso de restauración liderado por Frederic Marés en cuanto a la arquitectura. Más complicado fue la recuperación de los cuerpos ya que por entonces no había estudios de ADN y se produjeron errores en la recolocación. El cuerpo de Jaume I pudo ser recuperado, pero el cráneo había quedado muy dañado y contenía fragmentos de varias personas.
En la actualidad son dos cráneos los que hay en la tumba real porque no se pudo determinar con exactitud cuál era el verdadero.
8. Una iglesia con bonitos tesoros y retablos
La visita al monasterio de Poblet se completa con el tour guiado por la iglesia, que como te he explicado contiene el espectacular panteón real. Pero también hay otra obra que destaca junto a él como es el retablo del artista Damià Forment creado en el siglo XIV.
Fue una obra que en su momento causó cierta polémica entre los monjes debido al alto coste y representa como es habitual varias escenas del cristianismo como el Camino del Calvario, figuras de la Virgen y el Niño Jesús y esculturas de los apóstoles. Éste retablo también sufrió grandes daños durante el saqueo provocado por la desamortización de Mendizábal y también fue reconstruido laboriosamente.
9. Precio de la visita al Monasterio de Poblet y horarios (actualizado febrero 2021)
La pandemia va modificando los horarios de la visita al monasterio. Con las actuales restricciones de movilidad entre comarcas en Catalunya se organizan dos visitas guiadas.
- Horario de las visita (cierre comarcal): A las 11:00 y a las 16:00 de martes a domingo. Los domingos sólo se realiza la visita de la mañana ya que permanece cerrado por la tarde. Para reservar la visita hay que concertarla previamente a través del correo visita@poblet.cat
- Precio de la entrada a Poblet: 3€ para los vecinos de la Conca de Barberà desde el 8 de febrero de 2021.
10. Existe una entrada conjunta para visitar los monasterios de la Ruta del Císter
Puedes conocer los monasterios de la Ruta del Císter de Poblet, Santes Creus y Vallbona en visitas independientes o bien puedes comprar la entrada conjunta que se puede adquirir en cualquiera de los tres monasterios que forman parte de la Ruta.
Se trata de una entrada que cuesta 15€ que tiene una validez de dos años a partir de la primera visita aunque no incluye visitas guiadas.
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