La Torre de les aigües del Besòs es uno de los secretos mejor guardados de Barcelona. Este antiguo depósito de 65 metros de alto está situado en El Poblenou, un barrio con una larga tradición obrera e industrial de Barcelona, y cuenta con una curiosa historia detrás que pasa por misteriosas muertes, armamento y hasta el grupo inglés de Brit-pop Blur.
Tras una remodelación a cargo de Aigües de Barcelona fue abierta al público en 2013. La entrada incluye una visita guiada por el interior y la subida al mirador desde donde se puede ver una de las mejores vistas 360º de la ciudad condal.
A partir de abril de 2018 la torre se cerrará durante unos meses para acondicionar la planta baja como la sede del interesante Archivo histórico del barrio.
Un depósito de agua para el Eixample
A mediados del siglo XIX, Barcelona se empezaba a expandir más allá de las murallas del barrio gótico para construir nuevos barrios para la clase media (como el Eixample) o, en el caso de El Poblenou, para levantar una prolífica zona industrial textil en la que también vivían un buen número de obreros.
A finales de siglo, esta antigua zona de humedales concentraba la mayor parte de la industria catalana, por lo que el Pueblo Nuevo era conocido como el “Manchester catalán“. No fue casualidad que la industria se instalara en esta zona. Se trataba de un lugar con buen abastecimiento del agua gracias a un pequeño ramal procedente del Besós y que además también recogía parte del agua del Rec Comtal, una de las vías de agua básicas para la ciudad.
El crecimiento del Eixample provocó una gran necesidad de agua e invertir en un proyecto para guardarla y distribuirla hasta las viviendas parecía un buen negocio. Tanto es así que en 1877 se presentó un proyecto privado para construir un depósito que permitiría duplicar el consumo de agua de la ciudad hasta los 38,22 litros por persona. Los análisis que se hicieron del agua del ramal del Besòs la dieron como potable y el 21 de junio de 1882 la torre fue inaugurada.
El negocio parecía próspero y Xavier Camps fue el principal valedor de la obra con una aportación de 5 millones de pesetas de la época. La ciudad compró agua del depósito por dos años a cambio de realizar obras para hacer las cloacas que recorren el mismísimo Portal de l’Àngel (por poner un ejemplo).
Visita a la Torre
Pere Falqués, un arquitecto municipal del barrio de Sant Martí de Provençals, fue el encargado de diseñar esta torre. Es el mismo arquitecto que también diseño las populares farolas del Paseo de Gràcia.
Para edificar la Torre de les aigües del Besòs se utilizaron ladrillos y cemento, dos materiales muy populares del modernismo catalán, cuya influencia arquitectónica también se puede apreciar en diversos puntos del interior.
La Torre consta de 3 partes:
Casa de las válvulas: El lugar donde empieza la visita. Como indica el nombre, aquí estaban instaladas las válvulas que ayudaban a subir el agua hasta lo alto de los dos depósitos previstos, aunque sólo se llegó a construir uno.
Nada más empezar la visita accedemos al punto más bajo de la torre hueca. Desde aquí podemos ver las tuberías por las que subía el agua hasta el primer depósito.
Tras esta espectacular vista bajamos a la base donde se guarda una de las famosas tapas de alcantarilla que puso por toda la ciudad la empresa privada que impulsó la construcción de la Torre para canalizar el agua.
La Torre: A continuación, subimos poco a poco los 303 escalones que hay hasta el mirador del quinto piso por una escalera circular que rodea la torre. En cada una de las plantas hay una historia.
En la primera planta descubrimos un pequeño rincón que se utilizaba para almacenar trastos procedentes de la fábrica Can Girona, los siguientes propietarios de la torre. En el segundo, apreciamos una de las “voltes” típicas de la arquitectura modernista catalana hecha en uno de los contrafuertes laterales.
El tercero es la zona más amplia de la torre y el lugar donde mejor se puede observar el gran trabajo de rehabilitación realizado.
Finalmente, en el cuarto piso accedemos al gran depósito de agua, fabricado con hormigón armado. Una pasarela circular permite visitarlo por encima. Originalmente, el depósito estaba tapado con maderas y no había ningún tipo de baranda que evitara una caída al agua.
Estamos ya 40 metros de alto. El segundo depósito previsto encima de éste nunca se llegó a construir. En su lugar, nos aguardan unas vistas espectaculares.
El mirador: Por encima del depósito otra escalerita mucho más estrecha y vertical nos da por fin acceso al mirador. Las vistas son espectaculares. En frente se aprecia el gran terreno industrial de la fábrica de Can Girona. Actualmente, una parte de este recinto está ocupado parrcialmente por Palo Alto Market, la popular iniciativa de mercadillos y food tracks que cada fin de semana reúne a cientos de barceloneses, y por el estudio del diseñador Javier Mariscal.
Las vistas son de 360º con el mar al este y el Tibidabo a las espaldas. La altura en este punto es de unos 60 metros. Es sin duda la parte más espectacular de la visita.
Una noticia que lo cambió todo
Como decíamos, el negocio para Xavier Camps tenía buenas perspectivas. Pero todo cambió a los 5 años de funcionamiento de la Torre. Un artículo en La Vanguardia publicado en mayo de 1889 señalaba que el agua de la torre presentaba un alto grado de salinidad debido a filtraciones del mar. La noticia supuso un fuerte impacto entre la ciudadanía: el agua no era potable.
A partir de ahí, la empresa se fue a pique. Camps cayó en la ruina y en una profunda depresión que lo llevó al suicidio el 12 de febrero de 1890. Las malas lenguas decían que se había tirado desde lo alto de la torre.
Los rumores también acusaban a los propietarios de Can Girona, el enorme complejo industrial frente a la torre, de filtrar interesadamente el artículo para acabar con la empresa del depósito y poder comprar más barata el agua necesaria para enfriar el hierro de la fábrica.
La instalación fue vendida a la sociedad inglesa Barcelona Besós Waterworks Company Ltd, traspasada en 1895 a la Societat General d’Aigües de Barcelona (SGAB), y comprada por los propietarios de Can Girona 25 años después que la utilizaron como almacén.
Depósito de armamento durante la guerra civil
Durante la Guerra Civil la Torre de les aigües del Besòs fue incorporada al sistema de baterías antiaéreas de Barcelona (del que también formaban parte los búnkers del Carmel) y se instaló una batería para defender esta zona industrial. Asimismo, la Casa de las Válvulas fue utilizada como refugio antiaéreo por la población del barrio.
Dejadez y Blur hasta su remodelación
La olimpiadas de Barcelona implicaron la desaparación de buena parte de la zona industrial del litoral de la ciudad. Can Girona fue desmantelada y la Torre quedó como recuerdo de otra época. El Ayuntamiento pasó a ser propietario y durante un tiempo quedó vacía y abandonada.
Como curiosidad, en un punto indeterminado de los 90′, el grupo Blur graban en el exterior de la Torre parte de las escenas del videoclip de On your own.
Precios y horarios
En general, la torre pasa bastante desapercibida en el skyline de la ciudad y hasta el momento la mayoría de visitantes son vecinos de la zona. Abre los sábados y los domingos y se organizan 2 tours guiados a las 11:15 (en catalán) y a las 12:30h (en castellano). También se organizan visitas nocturnas al atardecer y que incluyen una copa de cava. A continuación, puedes consultar el detalle de precios:
- Entrada individual: 5 € (en la web podréis encontrar algún descuento si la compráis anticipada).
- Entrada reducida para jubilados, parados, jóvenes entre 12 y 18 años y el carnet de bibliotecas de Barcelona: 4 €, sólo la torre.
- Entrada gratuita para menores de 12 años (acompañado por un adulto).
- Entrada para grupos (9 o más personas): 4 € por persona.
El recorrido se hace con un guía que te cuenta la historia de la Torre durante casi 1 hora y media.
Cómo llegar
- En tranvía: subir al Tram Besòs en dirección a Diagonal Mar y bajar en la parada Selva de Mar.
- En metro: L4 (Línea amarilla) hasta Selva de Mar.
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2 comentarios
muy interesante lo tendré que visitar 🙂
Si! Las vistas son muy bonitas y la historia es bastante curiosa. El Poblenou esconde muchos secretos