La ciudad más grande de Myanmar y antigua capital (ahora lo es Naipyidó) es una de esas típicas urbes del sudeste asiático bulliciosas a cualquier hora. Sin embargo, a diferencia de Bangkok o Shanghái, todavía no hay grandes carteles publicitarios en las calles. Ni tan siquiera hay zonas populares entre turistas y mochileros. Todo eso todavía no ha llegado.
Una visita de unos o dos días es suficiente para ver los principales puntos de interés, aunque lo más interesante es observar cómo el cambio empieza a abrirse paso gracias a la herramienta de comunicación más valiosa del mundo: el móvil.
A continuación, puedes leer una ruta que recorre templos y pagodas, pero que también supone una mirada social de un país a las puertas del cambio.
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