Tailandia es el paraíso mochilero por excelencia. Cuenta con playas paradisíacas, zona de selva, apetitosa comida street food, buenos precios (excepto en las islas) y un patrimonio cultural espectacular. Además, soy de la opinión de que Bangkok sí que merece una visita porque es una de las urbes más interesantes que puedes visitar en Asia.
Tuve la oportunidad de hacer una ruta por Tailandia en 15 días. Fue la segunda parte de un viaje que también nos llevó a visitar Myanmar en 15 días. Descubrí un país muy turístico en algunos puntos (quizás demasiado), pero con lugares realmente únicos que te llevan a comprender por qué Tailandia es uno de los países más populares del mundo.
La ruta incluyó paradas en las imprescindibles ruinas de Sukhothai, la visita a un santuario de elefantes en Chiang Mai, bañitos en diversas playas de Koh Tao (la isla más pequeña del Golfo), la visita a la histórica Ayutthayya, excursiones por las cascadas de Erawan y callejeo por Bangkok.
Itinerario de viaje por Tailandia en 15 días
- Día 1 y 2: Khao San Road
- Día 3: Bangkok: Palacio Imperial y canales
- Día 4: Sukhothai
- Día 5: Chiang Mai
- Día 6: Parque de Doi Inthanon
- Día 7 y 8: Elephant Nature Park
- Día 9, 10, 11: Koh Tao
- Día 12: Ayutthayya
- Día 13: Cascadas Erawan
- Día 14, 15: Bangkok – Barcelona
Khao San Road
Tras prácticamente 1 día de vuelo y 2 escalas (una en Roma y otra en Abu Dhabi) por fin llegamos a Bangkok a media tarde. Decidimos compartir un taxi con otros backpackers que encontramos en el aeropuerto para ir a la zona mochilera por excelencia: Khao San Road.
Esta calle se hizo popular a raíz de la película La Playa. Por esa época era una calle con alojamientos a buen precio para mochileros hippies. En la película, es el lugar de escapada para buscar comida y conectar de nuevo con el mundo.
Hoy en día nadie en su sano juicio se alojaría allí. Más que una calle es una discoteca al aire libre iluminada por centenares de carteles luminosos. Sin embargo, en los alrededores hay una muy buena oferta de alojamientos económicos.
En los alrededores de Khao San también encontraréis calles más tranquilas con restaurantes al aire libre y grupos tocando en directo versiones One hit wonder de toda la vida.
Volviendo a Khao San Road, allí se junta todo tipo de fauna: vendedores de pinchitos de escorpiones (si quieres hacer una foto a los escorpiones tienes que pagar); incansables vendedoras de camisetas y pulseras con frases provocativas tipo “I spread AIDS” o “I love black cocks”; siniestros hombres que susurran “Ping Pong Show” tanto a hombres como a mujeres…
Además, también encontrareis street food a cualquier hora y a centenares de adolescentes asiáticos de fiesta.
En la calle, los relaciones públicas de los bares-discoteca gritan “Bucked 200 bahts”, la oferta estrella de la Khao y que consiste en un cubo de playa lleno de Red Bull+Vodka que se bebe en cañitas.
También hay un buen número de ingleses en su Gap Year (año sabático pre-universidad) bebiendo la mayoría de esos cubos de playa llenos de alcohol y algún que otro Lady boy tomando Coca-Cola y esperando.
Khao San Road es una fiesta continua y desde el atardecer encontraréis a mucha gente bailando en plena calle cualquier canción, incluso La Macarena en 2017 (sí, está pasando).
Con verlo y vivirlo una vez es suficiente o incluso ni eso. Pero si es tu rollo te encantará.
Bangkok: Palacio Imperial y canales
Día intenso para visitar Bangkok. Empezamos la ruta en la terminal de ferrys del muelle 14 por recomendación de un hombre que nos encontramos por la calle dispuesto a ayudarnos y a darnos consejos útiles.
Desde allí salen diversos barcos públicos que recorren Chao Phraya, el río de la ciudad. También es el punto de partida de botes turísticos de estilo tradicional que recorren el río y diversos canales de la antigua Bangkok.
La ventaja de salir desde este muelle es que hay muchísimas menos personas esperando, al contrario de lo que sucede en la parada de botes del Gran Palacio, nuestro destino final. Fue llegar y embarcar.
Durante casi 1 hora navegamos sobre los klongs, los canales de la ciudad. Entramos en estrechas zonas en donde vimos las típicas casas levantadas sobre el agua. La mayoría tienen un pequeño jardín y un embarcadero propio. También hay pequeños altares en los que no falta una foto del Rey.
Tras una hora de viaje llegamos a la zona más concurrida de la ciudad: el Gran Palacio. El muelle estaba totalmente abarrotado y había como mínimo 1 hora de cola.
Para entrar al Gran Palacio hay que cubrirse las piernas y los hombros. Si no llevas ropa a mano podrás comprar unos pantalones horteras en un par de tiendas de ropa situadas estratégicamente a las puertas del recinto.
El Palacio es un edificio espectacular. Allí vivió hasta mediados del siglo XX la familia real. De hecho, desde que llegas a Bangkok te das cuenta de que la figura del rey es adorada de forma incondicional por los tailandeses. Otra curiosida el país que demuestra que el patriotismo forma parte el ADN de la población es que cada tarde a las 18:00h suena el himno del país. Durante el tiempo que suena hay que darse quieto en señal de respeto.
Cuando fuimos al Palacio todavía se celebraba el año de luto por la muerte del rey Bhumibol Adulyadej. A su muerte se declaró un año de luto y durante ese período miles de súbditos acudían a diario vestidos de riguroso negro para mostrar sus respetos ante el difunto monarca en una zona del Palacio vetada a los turistas.
Era muy curioso contemplar a las puertas del palacio la fila de turistas vestidos con ropa cutre para visitar la zona monumental en contraste con el elegante luto de los tailandeses.
El recinto del Palacio es espectacular, una muestra del mejor arte del país. La arquitectura está inspirada en Ayutthaya, la antigua capital de Tailandia. Destacan la maravillosa estupa dorada de Phra Sri Ratana Chedi, el Panteón real y el Templo del Buda Esmeralda, un buda realizado en jade colocado sobre un altar de oro.
La escultura está cubierta por una tela que el rey cambia 3 veces al año en función de la estación (invierno, verano y los meses de lluvia). La única pega es que es el lugar más visitado y concurrido de la ciudad y por momentos la visita resulta algo agobiante.
Tras el Palacio nos dirigimos hacia Wat Pho, el templo en el que podemos ver al Buda reclinado más grande del país. Allí había mucha menos gente y lo disfrutamos bastante.
A continuación, fuimos andando hacia el muelle 8 para cruzar el río con un barco público. El objetivo era llegar a Wat Arum, un espectacular templo de 77 metros de altura. El templo cuenta imponentes escalones y un par de terrazas. Se trata de un lugar agradable.
Acabamos este frenético día en la Golden Mountain para ver el atardecer. Este otro templo budista habitado por monjes está situado en lo cima de un montículo un poco más alejado del centro. Para llegar hay que subir 318 escalones. La subida no es demasiado fuerte y se puede hacer con facilidad.
En lo alto visitamos el templo y la terraza superior desde donde se ven una de las mejores vistas de Bangkok. El tintineo de las campanillas al viento nos ofreció un momento de tranquilidad tras un día realmente intenso.
Sukhothai
Para ir al norte de Tailandia hay dos opciones: La primera consiste en viajar en el popular tren nocturno que une Bangkok con Chiang Mai. La segunda opción que recomendamos es volar a Sukhothai (el vuelo de apenas 1 hora nos costó 59€).
Sukhothai está situada a 450 kilómetros de Bangkok y a 300 kilómetros de Chiang Mai y por este motivo muchas veces se queda fuera de la típica ruta hacia el norte.
Sin embargo, es uno de los lugares que más disfruté de todo el viaje. El motivo: las ruinas de Sukhothai, la antigua capital de Tailandia. Esta zona de templos está catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1991 y junto a Ayuthayya es el sitio monumental más importante del país.
Visitar Sukhothai supone realizar un viaje en el tiempo. Durante un día recorrimos en bicicleta cada uno de los templos en este agradable jardín silenci0so y tranquilo.
Al contrario de lo que sucede en Ayutthayya aquí sí que puedes disfrutar a tu aire de las ruinas, sin agobios y sin apenas gente alrededor. Algunos de los templos más impresionantes son Wat Mahathat o Wat Sa Si.
Imprescindible.
Chiang Mai
Nos levantamos temprano para subir a un autobús de 6 horas que nos llevará a la ciudad más importante del norte de Tailandia.
Chiang Mai es relativamente grande (aunque ni de lejos llega a las dimensiones de Bangkok), pero es bastante agradable. Es un buen lugar para tomar un café, hacer cursos de cocina tailandesa, darse un masaje en un spa o comprar bonitos souvenirs.
La mejor zona para pasear está en el interior de las murallas de la ciudad. Allí encontraréis un ambiente relajado, ideal para hacer un break en vuestro viaje.
También es un buen lugar para buscar alguna agencia que os organice alguna actividad opor los alrededores. Entre las propuestas encontrareis tirolinas entre los árboles, trekkings por tribus del norte o bochornosos espectáculos con animales (monos danzantes, paseos a lomos de elefantes, etc.)
En nuestro caso, ya habíamos hecho un trekking en las zonas tribales de Myanmar y no creíamos que en un país tan turístico como Tailandia la experiencia fuera a ser mejor.
De hecho, nos explicaron que muchas de las mujeres jirafas que se visitan en las excursiones de Chiang Mai en realidad las traen desde Myanmar. Se las llevan hasta Tailandia porque allí el turismo genera más dinero.
De entre todas las opciones escogimos una opción de naturaleza.
Parque de Doi Inthanon
Doi Inthanon es uno de los parques naturales más importantes de Tailandia. Allí se encuentra el Monte Inthanon (2.562 metros), la montaña más alta del país.
Si eres un experimentado motero puedes hacer esta excursión por tu cuenta. No era nuestro caso, así que fuimos en un tour con una agencia local. Nos vinieron a buscar en el hotel y nos dirigimos hacia el parque.
Antes de entrar visitamos un pequeño pueblo de la etnia Karen. Pudimos ver una muestra de su artesanía y algunas de las casas. Como he comentado anteriormente, hay tours que incluyen la visita a las mujeres jirafa, pero recomendamos no contribuir a fomentar este tipo de prácticas que sólo buscan el rendimiento económico.
A continuación, seguimos la ruta hacia la cascada de Wachirathan, un espectacular salto de agua en pleno parque.
A mediodía hicimos una parada en un sencillo mercadillo hmong para comer. Esta tribu china se expande por las zonas montañosas de Tailandia y Vietnam (aquí puedes leer nuestra excursión con los hmong en Sapa, Vietnam), pero en Tailandia la parada no tuvo mayor interés.
Finalmente llegamos a lo alto de Doi Inthanon. De repente el clima se nubló y la temperatura bajó fuertemente. En la cima hay un par de templos y unos jardines reales inaugurados por la reina, pero que no destacan ni por su arquitectura ni por su interés.
Se supone que desde Doi Inthanon las vistas son bonitas, pero lo cierto es que la espesa niebla nos impidió ver más allá de unos metros.
Un día entretenido.
Elephant Nature Park
Elephant Nature Park fue uno de los primeros santuarios de elefantes rescatados de Chiang Mai. Tailandia es un país en el que los elefantes no siempre reciben un buen trato. Muchos de estos animales son explotados en espectáculos para turistas o bien en madereras donde los utilizan para realizar trabajos forzosos.
El fundador del centro decidió abrirlo para cuidar a animales heridos, exhaustos y con maltrato psicológico. El centro ha ido creciendo poco a poco y actualmente cuenta con más de una treintena de elefantes que viven en un espacio muy amplio y que incluso tienen cerca un par de ríos para remojarse a su antojo.
Los animales viven en manada, cosa que favorece enormemente su recuperación e incluso pueden tener crías. También hay un buen número de perros y gatos rescatados.
Para sufragar el alto coste de alimentar y cuidar a los elefantes, el centro cuenta con voluntarios que pasan allí largas temporadas y ofrece visitas a los turistas basadas en una interacción respetuosa con los animales.
Estuvimos allí un par de días cuidando de los elefantes y dormimos en uno de los lodges que hay en el santuario. La experiencia realmente fue muy chula.
El primer día dimos de comer a los elefantes y los bañamos en un grupo de unas 20 personas en el río. Durante el segundo día el grupo era mucho más pequeño y pudimos disfrutar de ver a los elefantes pasear y comer por la zona.
Hay varios packs de actividades siempre respetuosas (por ejemplo, en ninguna se ofrecen caminatas a lomos del elefantes).
Si te gustan los animales esta visita es altamente recomendable. Si te quedas sin plazas hay varios santuarios más por la zona.
Koh Tao
Tras una escala breve en Bangkok llegamos a Koh Samui, la isla más grande del Golfo de Tailandia. Si vas a viajar en los meses de julio y agosto y quieres disfrutar de las playas tailandesas es mejor que vayas a las islas del Golfo, ya que a priori presentan un mejor clima que las del mar de Andamán o el bajo Golfo (donde están las populares playas de Phuket).
Koh Samui es la isla más grande y es un poco como la Mallorca tailandesa. Es la única que tiene aeropuerto. A medio camino encontramos la isla mediana de Koh Pha Ngan, conocida por sus salvajes fiestas de la luna llena. Finalmente, Koh Tao es la más pequeña de esta tríada de islas y es conocida por ser un importante centro de submarinismo.
Eligimos Koh Tao porque queríamos visitar una isla tranquila y que no nos supusiera grandes distancias. Llegamos en barco desde Koh Samui y allí estuvimos unos tres días haciendo snorkel y de relax absoluto.
Hay que tener cuidado con las islas porque son caras y es el lugar en el que más os intentarán timar a base de precios escandalosos (cuidado con las tarifas de los taxistas). Por este motivo, decidimos hacer uno de los tours de snorkel de una compañía grande que nos llevó hasta los principales puntos de buceo de la isla. No tuvimos exclusividad, pero el coste fue bastante asequible.
La pequeña isla privada Koh Nang Yuan, conocida como el jardín japonés y situada en proximidad de la costa noreste de Koh Tao, es el lugar más espectacular de toda la isla. El paraíso.
Ayutthayya
Tras la playa volamos de nuevo desde Koh Samui hasta Bangkok. Nada más llegar, nos dirigimos en una furgoneta que cogemos en la estación de autobuses del norte de la ciudad en dirección a Ayuthayya, la antigua capital de Tailandia situada a algo más de una hora.
Allí se pueden visitar algunos de los restos arqueológicos más importantes del país como la famosa cabeza de Buda entre las raíces de un árbol. A diferencia de Sukhothai, aquí la ruinas no están en plena naturaleza, sino integradas en la ciudad, cosa que a mi gusto desluce un poco la visita.
Tampoco ayuda que los conductores de tuk-tuk te intenten timar y te persigan. Si puedes y no vas cargado con la mochila la mejor opción es que alquiles una bicicleta o una motocicleta.
Algunos de los monumentos más remarcables son Wat Yai Chai Mongkhon y su enorme Buda reclinado, el ya mencionado Wat Yai Chai Mongkhon entre las raíces o las espectaculares estupas de Wat Phra Sri Sanphe, situadas en el antiguo palacio.
Para volver a Bangkok os recomendamos que cojáis el tren ya que por apenas unos pocos bahts os dejará cerca de Khao San Road y no os tendréis que regatear con ningún furgonetero.
Cascadas Erawan
Otra excursión interesante que podéis contratar en Bangkok es la visita a las cascadas de Erawan. Para llegar hay que contratar un tour en autobús que os lleve hasta el Parque Natural de Erawan, situado a unos 200 kilómetros de la capital en la provincia de Kanchanaburi.
Se trata de un conjunto de 7 cascadas situadas a diferentes niveles. El camino no es difícil, pero es bastante recomendable llevar unas sandalias de trekking que puedas utilizar tanto para caminar, como para meterte en el agua.
Según lo rápido que vayas y lo que te entretengas en cada cascada puedes tardar sobre unas 2 horas en llegar hasta la séptima cascada.
Si tu idea es hacer un chapuzón, deberás saber que en el agua hay peces de diversos tamaño que de vez en cuanto van pegando pequeños mordiscos inofensivos. Vaya, nadar en Erawan es como hacerse una fish pedicure, pero con peces más grandes.
Nosotros nos quedamos en la quinta cascada porque de repente cayó un tormentón tropical non-stop que nos pilló en bikini. No tuvimos más remedio que volver sobre nuestros pasos completamente chorreando. Ojo con el monzón.
De vuelta hacemos una parada en el famoso puente del río Kwai.
Bangkok – Barcelona
Último día de callejeo por Bangkok para comprar algunos souvenirs.
Esta intensa ruta nos permitió ver los principales highlights del país e incluso disfrutar de unos días de relax en las playas.
Quizás hay excursiones demasiado explotadas (la visita a las mujeres jirafa, los trekkings, los paseos en bote), pero por lo general Tailandia es un país muy completo y disfrutable. Tan sólo hay que buscar opciones turísticas algo más alternativas y evitar aglomeraciones en las islas.
Y no olvidéis disfrutar de la comida.