Cuando las fábricas textiles y los vapores empezaron a establecerse durante el siglo XIX en el Poblenou, el barrio se convirtió en la zona con mayor concentración de fábricas del estado. Tanto es así que de forma no oficiosa pasó a denominarse “el Manchester catalán“. La zona contaba con una gran cantidad de agua, lo que permitió su desarrollo industrial hasta casi principios de los 90.
Hoy el Poblenou es una de las zonas con más personalidad para alojarte en Barcelona y una de mis preferidas. Cuenta con numerosas empresas tecnológicas (he trabajado en alguna de ellas) y creativas, pero sigue conservando visible buena parte de su pasado industrial y humilde.
Para conocerlo más a fondo, hicimos una ruta intensiva de un par de días en la que utilizamos dinero para gastos de Hotels.com de libre uso. Todas las opiniones y selección de recomendaciones son estrictamente de Mochileros de viaje en base a nuestro criterio y conocimiento del barrio.
Breve historia del Poblenou
Esta gran zona industrial cerca del mar se llenó obreros y fábricas a partir de mediados del siglo XIX. Vivían en humildes casas cerca de las fábricas y algunos pequeños burgueses establecieron su residencia en la Rambla del Poblenou, la zona más céntrica. A pesar de ello, el Poblenou siempre fue un barrio obrero, que además de fábricas, contaba con numerosas cooperativas y entidades vecinales que hoy sobreviven a la presión urbanística y turística.
Las fábricas, naves y antiguos recintos industriales no son el único legado industrial del barrio. Quedan en pie diversas chimeneas fabriles como recuerdo de ese pasado industrial y porque simplemente es más caro retirarlas que dejarlas allí donde se levantaron. Algunas adornan nuevos espacios como la Universitat Pompeu Fabra y son uno de los símbolos del barrio.
Con la caída de las grandes fábricas del Poblenou como Ca l’Aranyó, Can Toni o Can Ricart sus instalaciones pasaron a ser (en algunos casos) espacios para uso de entidades locales y equipamientos públicos como la biblioteca Manuel Arranz, abierta en las antiguas instalaciones de la fábrica de Ca Saladriga.
Tras la remodelación del litoral a raíz de las Olimpiadas de 1992 y del impulso generado gracias a la iniciativa municipal del 22@, que busca promover la zona como un hub tecnológico para empresas innovadoras, el Poblenou se ha puesto de moda: edificios de viviendas conviven en conflicto contra la gentrificación con numerosos coworkings para startups y restaurantes orgánicos.
Ruta por el Poblenou: Qué ver
El barrio se encuentra delimitado al norte por la Diagonal tras pasar las Glorias y el mar y el barrio del Fòrum por el este.
Para llegar lo mejor es bajar en las paradas de metro L4 Llacuna o Poblenou, o bien llegar en tranvía por la Diagonal hasta la parada del tranvía Pere IV, que toma el nombre de otra de las calles relevantes en el barrio. Desde allí es muy fácil empezar esta ruta por el Poblenou para conocer el barrio bajando por la Rambla, que queda muy cerca del tranvía.
Rambla del Poblenou, la rambla más auténtica
Iniciamos este recorrido por la Rambla del Poblenou, el auténtico corazón del barrio. Para aquellos que creen que Barcelona sólo tiene una rambla les sorprenderá descubrir este paseo, que cuenta con un gran número de locales comerciales y terrazas para tomar algo.
Todavía no han llegado las tiendas de souvenirs ni los vendedores ambulantes de la Rambla de Catalunya, pero en verano suele haber bastantes turistas disfrutando de la zona, especialmente de las terrazas que ocupan buena parte del paseo.
Se trata de una zona prácticamente peatonal, lo que favorece una caminata tranquila hasta llegar al mar, el final natural de toda rambla.
Casino de l’Aliança y Horchatería Tío Che: dos establecimientos míticos del barrio
Bajamos la Rambla hasta el punto más emblemático de este paseo: el Casino de l’Aliança (Rambla del Poblenou, 42), un centro cultural mutualista fundado en 1868. Hoy siguen programando eventos y actuaciones en directo en la Sala Gran, conservada con la platea basculante original que permite transformarse tanto en sala de baile como en teatro.
En frente. encontramos otro de los locales históricos del barrio que una goza de gran popularidad tras más de 100 años de historia: la Horchatería el Tío Che (Rambla del Poblenou, 44 ), un negocio familiar de origen alicantino que produce una de las mejores horchatas artesanales de la ciudad, además de fartons (un dulce valenciano) helados, batidos y turrones en invierno.
El local suele tener un amplio horario de apertura y en verano es muy habitual ver largas colas, incluso ya de noche, para degustar algunos de sus helados o horchatas. Su popular ninot (escultura típicas de las fallas) elaborado por un ninotaire valenciano frente a la tienda (ahora en restauración) es unos de los símbolos del barrio. Tanto es así que su retirada por incumplimiento de la normativa municipal de ocupación de la vía causó un gran revuelo vecinal y mediático que obligó al Ayuntamiento de rectificar.
Chimenea de Ca Saladrigas
En este punto de la ruta por el Poblenou, giramos a la izquierda por la calle Ramón Turró para pasar por delante de la antigua fábrica de Saladrigas donde hoy abre la biblioteca municipal (Carrer del Joncar, 35). En la plaza se puede ver una de las chimeneas mejor conservadas del barrio y una segunda en la parte posterior.
Cerca de allí, en la calle Marià Aguiló, encontraréis varios restaurantes con propuestas culinarias innovadoras como la Picantería de l’Escribà, un local de comida fusión peruana propiedad del popular pastelero barcelonés Christian Escribà, que ofrece gustosos menús de mediodía por menos de 13€ y cocktails variados.
Palo Alto : propuestas innovadoras en el recinto de una antigua fábrica textil
Siguiendo la ruta por el Poblenou, cogemos la calle Ramón Turró y caminamos a lo largo de varias manzanas hasta Palo Alto (c/ Pellaires, 30), un proyecto cultural y creativo que ocupa las antiguas instalaciones de la fábrica textil de Ramon Gal y Juan Puigsech, la única de la zona que conserva su perímetro industrial original.
El nombre actual, prestado de una popular localidad californiana llena de hubs tecnológicos, no se pusoo en vano. En su interior alberga una veintena de estudios creativos permanentes, entre ellos el del conocido diseñador Javier Mariscal, que ocupan estas históricas instalaciones recubiertas ahora por un exuberante jardín vertical.
El espacio está abierto a la ciudadanía (en domingo hasta las 14:30) y se pueden visitar los jardines y algunos talleres. Además, allí se celebra el primer fin de semana de cada mes el Palo Market Fest, un evento de pago con street food y foodtrucks, exposiciones temáticas y actuaciones en directo.
Un mirador poco conocido: Torre de les Aigües del Besòs
La Torre de les Aigües del Besòs es uno de los espacio industriales menos conocidos del barrio, pero que supone una visita interesante. Podréis acceder al remodelado interior de esta antigua torre de almacenaje de agua que se mantuvo en pie tras los bombardeos de la Guerra Civil gracias a las visitas guiadas que se suelen programar.
De estilo modernista, os permitirá ver detalles de esta arquitectura que tanto cambió Barcelona, acceder a la sala de válvulas y conocer la curiosa historia de su promotor, que se suicidó tras un polémico y misterioso artículo en La Vanguardia que declaraba como insalubres el agua que almacenaba.
Lo mejor está al final de la escalera de caracol de la torre, desde donde tendréis unas excelentes vistas de Barcelona.
Como curiosidad, Blur grabaron allí un vídeoclip a mediados de los noventa cuando no la conocía nadie y estaba desvecinjada.
Playa Icaria: la más ancha de Barcelona
De bajada de Palo Alto llegamos a la playa Nova Icaria, la más ancha y larga de Barcelona. También una de las más populares para la ciudadanía para practicar deportes en la avenida litoral frente el mar o jugar al voleybol en la arena.
No es mala idea llevarse los patines o alquilar una bicicleta para recorrer buena parte del litoral de Barcelona. Personalmente, es la zona que más me gusta, menos turística y farandularia que la Barceloneta.
Por cierto, los antiguos edificios de inspiración soviética del final de la Rambla construídos a finales de los cincuenta son apodados “Tupolev” por los vecinos son también representativos del alto precio de la vivienda en esta zona de la ciudad. Nadie lo diría viéndolos.
Arte novecentista en el cementerio del Poblenou
El mundo se divide (es un decir) entre los turistas a los que no les importante visitar los cementerios y los que lo encuentran una extravagancia. El del Poblenou (Av. Icària, s/n. 08005 Barcelona) es uno de los que propone Rutas históricas por su zona novecentista, uno de los movimientos artísticos de mayor calado en Catalunya.
En ese sentido, os recomiendo descargaros una aplicación oficial para seguir la ruta propuesta por 30 monumentos señalizados. La parte novecentista es bastante espectacular y cuenta con elaboradas criptas familiares. Cuando fui hasta me encontré a tres pintores retratando la figura de uno de los nichos. Una de las figuras más populares, situada en otra zona antigua del cementerio, muestra el beso entre la muerte y un moribundo.
También puedes apuntarte a las visitas guiadas gratuitas el primer domingo de mes
(10:30 en catalán/ 12:30 en castellano) y el tercero (10:30 en castellano/ 12:30 en catalán ).
Museu del Disseny Hub y 22@, el hub tecnológico
De camino hacia la plaza de las Glorias cruzaréis la otra mitad del barrio, de carácter todavía más industrial. En la manzana de las calles Ciutat de Granada y Roc Boronat a la altura de la calle Almogàvers, podréis ver el proyecto de Superilla (Super isla) impulsado por el Ayuntamiento para disfrute de la ciudadanía en zonas por las que sólo cruzaban coches.
Más arriba encontraremos el Museo del Disseny Hub (Plaça de les Glòries Catalanes, 37), un espacio centrado en el diseño industrial y textil. Cuenta con exposiciones permanentes y durante el año programa otras actividades interesantes como talleres infantiles. La planta que más me gustó es la dedicada al textil, que repasa la historia del vestido desde mediados del siglo XVIII hasta hoy.
El museo está situado en el 22@, nombre que toma toda esta zona del Poblenou que se promueve como hub tecnológico y que ha visto como antiguos espacio industriales ahora acogen centros de investigación, coworkings, empresas de innovación y startups tecnológicas.
Esta zona acoge durante todo el el año otras iniciativas culturales como la Poblenou Open Night, celebrada en noviembre de 2019, o el festival Llum Bcn Poblenou, en el que diversas empresas y escuela de diseño de la ciudad realizan instalaciones y performances basadas en el uso de la luz durante todo un fin de semana en las calles y locales de la zona 22@/Poblenou.
Dónde comer en el Poblenou: ruta por el Poblenou de tapas y bares históricos
Tapas en la Rambla en Cantoni
Uno de los alicientes de una ruta por el Poblenou es que en la Rambla encontraréis un buen número de locales con propuestas gastronómicas interesantes. Para tapas de toda la vida, mi local preferido es Cantoni (Rambla del Poblenou, 88) un bar con terraza donde sirven buenos platos de chipirones, boquerones fritos, huevos estrellados, croquetas y bravas entre otros clásicos del tapeo.
Vermut y tapas en La Pubilla del Taulat
Si además de una tapas os apetece tomar un vermut rodeados de toneles de vino y antiguos grifos en un local con historia no podéis dejar pasar La Pubilla del Taulat (Marià Aguiló, 131), una vermutería abierta desde 1886. Cuenta con una bodega especializada en vinos y con un bar para tomar el vermut acompañado con tapas de lo más auténticas: pulpo gallego, bravas, anchoas en salazón del Cantábrico, jamones ibéricos, chocos, etc.
Monopol: local de un antiguo club de fútbol
Un local interesante por su curiosa historia y actual oferta gastronómica es el Monopol (Rambla del Poblenou, 74). Este bar gastronómico está situado en el antiguo punto de encuentro del Club Esportiu Monopol , fundado en 1928 y que contaba con equipos que jugaban en diversas categorías de fútbol.
El local, con un comedor en la parte delantera y un pequeño patio en la parte posterior, rezuma ese ambiente futbolero de barrio, con trofeos y fotografías de antiguos equipos por las paredes. Hoy también es un club social: programa conciertos acústicos y propone actividades como los miércoles de swing a partir de las 22:00h, espectáculos de claqué el primer jueves de cada mes o incluso torneo de futbolines el último jueves de cada mes.
En el bar tiene un curioso servicio de self service. Hay que pedir en barra y tu mismo coges los cubiertos. Sus brunchs los domingos a partir de las 10:00 son famosos y de 13:00 a 20:00h se sirve a diario un almuerzo normalmente compuesto por verduras, legumbres y cereales, carne o pescado como restaurante flexitariano que es.
Can Recasens: un clásico para las cenas
Para una cena por el barrio otra referencia que no puede faltar: Can Recasens (Rambla del Poblenou, 102 ). En 1906 la familia Recasens abrió una carnicería en un emblemático edificio modernista de un discípulo de Domènech i Montaner que con el tiempo se convirtió en una carnicería, charcutería y quesería. Desde 2003, es la Bodega degustación Can Recasens y conserva parte del estilo y decoración inicial. Abre a partir de las 20:00h en dos turnos y conviene reservar.
El local sorprende por su decoración a base de vegetales por todos lados y tenues luces. Nada más entrar, nos encontramos con un mostrador típico de charcutería gourmet en recuerdo a sus orígenes. Su forma laberíntica interior os sorprenderá.
En general, es un lugar muy agradable y suele sonar jazz. Puede que incluso os encontréis con algún músico tocando el saxo.
Como no podía ser de otra manera, la especialidad son las tablas de quesos y embutidos ibéricos y la torradas. El sabroso sabor del embutido os hará saber la alta calidad de este local.Podéis acompañarlo con una fondue, un plato muy popular también por el local, y de un buen tinto o blanco de la casa. Cenar allí os puede costar 20€ por persona, pero que es uno de mis preferidos para celebraciones especiales.
Salir de fiesta en el Poblenou: bares de Marina y Razzmatazz
Para salir de fiesta y tomar algo hasta bien entrada la noche una opción joven es la zona de Marina, cercana al 22@ y a la que podéis llegar en metro con la L4 cogiéndolo en Poblenou o Llacuna hasta Bogatell o con la L1 hasta la parada Marina.
El gran estandarte de la zona es el club Razzmatazz, un popular local de conciertos y que cuenta con cinco ambientes cuando se convierte en discotecas. Para tomar algo, tenéis una gran variedad de bares orientados a un público joven más bien alternativo y un referente como es L’Ovella Negra.
La ruta no puede acabar de mejor forma con música hasta el amanecer en algunas de las discotecas de la zona.
¡Disfrutad del Poblenou!
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