Cerrar un listado corto de los pueblos más bonitos del sur de Francia es una una tarea complicada. Francia cuida mucho sus destinos turísticos: los promociona, los engalana y los conserva para que ofrezcan lo mejor a los visitantes. Buen ejemplo de ello es el sello turístico “les plus beaux villages de France” (los pueblos más bonitos de Francia), una iniciativa cuyo objetivo es otorgar este sello turístico a todos los que cumplan ciertos criterios para considerarse entre los más bonitos.
En nuestra visita a Francia en 2020 nos dirigimos hacia el sur para ruta tras haber visitado Normandía y la Bretaña en busca de pueblos pintorescos para disfrutar de un turismo más slow. En las regiones de Nueva Aquitania y Occitania encontramos pueblos coquetos de calles empedradas, de aspecto medieval y profusamente adornados con flores en las calles. Muchos tienen un pequeño castillo “con encanto”, lo que completaba la experiencia y nos hizo sacar la sonrisa de satisfacción más de una vez.
La mayoría de estos pueblos tan turísticos cuenta con parkings de pago habilitados, lo que facilita mucho las paradas.
Hicimos esta ruta en coche en una semana, pero podríamos haberla ampliado con más días y más pueblos bonitos del sur de Francia que nos quedaron pendientes como Najac o Cahors. Además de ser el punto de inicio o final de una ruta más amplia por Francia, una buena forma de descubrirlos es llegar hasta Toulousse y alquilar un coche o bien entrar en coche desde España por Perpignan o Puigcerdà.
¿Quieres conocer los detalles de esta ruta? Te los detallo a continuación.
Ruta en coche por 7 pueblos bonitos del sur de Francia: de Conques a Collognes-la-rouge
Visitar Conques: un alto en el Camino de Saint-Jacques en el Aveyron
Cuando llegas a Conques te das cuenta de que el coche o el transporte público no son la única forma de llegar a uno de los pueblos más populares del país por su belleza. El trasiego de peregrinos del Camino de Saint-Jacques (el Camino de Santiago francés) es constante puesto que el Camino cruza el pueblo. A los agotados peregrinos con vieras colgadas de las mochilas y pies doloridos se les suman los visitantes que acuden para disfrutar de uno de los pueblos con uno de los mejores patrimonio arquitectónico.
Conques fue un pueblo relevante siglos atrás por albergar las reliquias de la joven Santa Fe, martirizada a los 13 años, y que hoy se exponen en una cámara acorazada en el Museo Le Trésor de Conques. Está considerado uno de los cinco tesoros europeos más grandes de orfebrería medieval y el único en Francia.
El otro gran tesoro de Conques está más visible: es el tímpano del Juicio Final en el porticón de la Iglesia Abacial de Santa Fe, uno de los que más me ha impresionado por su belleza. Con Cristo en el medio representa con una rica variedad de personajes varias escenas del juicio como la llegada de los ángeles, las detalladas torturas de los demonios sobre los hombres en el infierno y el paraíso con los elegidos.
Pese a que se han perdido los colores, todavía se intuyen algunos restos sobre las figuras. Por cierto, no os vayáis sin descubrir sobre el arco de medio punto del porticón a “los curiosos”, los personajes que miran a escondidas la escena.
El pueblo es uno de los más bonitos de esta ruta. Podrás disfrutar de los colores de las casas de entramados de madera de finales del medievo y de rincones con buenas vistas sobre los tejados de piedra. También tiene un pequeño castillo, aunque es más discreto que la iglesia abacial. Imprescindible.
Más información sobre Conques: consulta nuestro post completo sobre la visita a Conques
Qué ver en Rocamadour: un espectacular santuario entre las rocas
Otro must visit que es un auténtico clásico en una ruta por pueblos bonitos por el sur de Francia es Rocamadour. En realidad, más que una ciudad excavada en una roca, se trata de un santuario milenario extendido en lo vertical y adorado en la Edad Media por albergar las reliquias de Saint-Amadour, un famoso ermitaño que encontró retiro en Rocamadour, y por la figura de la Virgen Negra.
Una via para acceder al santuario es bajar los 233 escalones que llevan hasta la entrada del recinto y que cuenta con varias estaciones dedicadas a la vida de Jesús a lo largo del camino, tal y como también se encuentran en la Vía Dolorosa de Jerusalén. Dentro el santuario podéis visitar la Basílica de San Salvador (Patrimonio Mundial de la UNESCO), un bonito patio exterior donde se observa el gran trabajo arquitectónico sobre la roca, y la cripta de la virgen negra de Nuestra Señora de Rocamadour.
El resto del pueblo está dominado por una calle muy comercial repleta de restaurantes y tiendas de souvenirs. Es casi mejor que busques de nuevo el camino hacia el parking superior para admirar la belleza del pueblo desde el mirador de l’Hôpitalet. Otro buen mirador está situado en la carretera baja, otro punto interesante con una vista frontal también espectacular.
Además del pueblo, también te puedes animar a visitar las grutas y cuevas de los alrededores, algunas con pinturas rupestres. Yo visité la gruta de Lacave y me pareció super interesante. Con mucho más tiempo y partiendo de Sarlat puedes plantearte este tour guiado por la denominada capital mundial de la Prehistoria.
Escapada a Beynac-et-Canezac para visitar el castillo de los Duques del Périgord
Parar en Beynac-et-Canezac supone descubrir un entorno único a orillas del río Dordogne en la región del Périgord Negro. Está incluido entre los “les plus beaux villages de France” y fue uno de los que más me gustó gracias al monumental castillo que corona este lugar excepcional y sus fantásticas vistas sobre el río desde los acantilados.
Tendrás que dejar atrás a pie una nada desdeñable cuesta que enfila el pueblo para visitar el castillo y divisar desde lo alto una de las mejores vistas de la zona. Merece la pagar la entrada del castillo (11,50€) puesto que es uno de los mejor conservados de la zona. Disfruté mucho la visita.
El interior está amueblado con frescos, tapices y muebles de la época en varias habitaciones, una de ellas fue ocupada por Ricardo Corazón de León. Con la entrada se accede al punto más alto de la torre desde donde se vigilaba esta codiciada región fronteriza con Inglaterra durante la Guerra de los Cien Años que enfrentó a ambos países.
Desde lo alto también se observan los kayaks que bajan por el río, una de las actividades turísticas para familias más populares en la zona. Las flores, las casas coloridas y los tejados de piedra de las calles del pueblo alrededor del castillo os transportarán a un entorno de cuento.
Si tienes tiempo, te recomiendo que te acerques hasta La-Roque-Gageac, otro pueblo de los más bonitos de Francia a orillas del río que no nos dio tiempo a visitar pese a que se encuentra a apenas unos cinco quilómetros.
Te puede interesar: Visita los principales pueblos del Dordoña como Domme, Sarlat, Beynac lo La-Roque y navega en barco con este tour guiado.
Visitando Turenne, un pueblo con vistas (y mucha historia)
Turenne entra por los ojos. Este pueblo encaramado en lo alto de una colina forma parte de un conjunto de cuatro pueblos bonitos del sur de Francia en la región del Lemosín que podéis visitar en un mismo día y que completan Carennac, Curemonte y Collognes-la-Rouge.
De estilo medieval gótico, recorrerás las calles de Turenne con la cabeza levantada para ver los detalles de las bonitas casas de entramado de madera con tejados de piedra y para buscar el camino empinado que conecta con la parte más alta del pueblo donde se ubica el castillo de Turenne.
En el castillo no se pueden visitar grandes estancias, (sólo un viejo torreón que alberga la amueblada sala de Guardias), pero cuenta con un bonito jardín y con la torre de César, una antigua atalaya del siglo XIII. Puedes subirla por la escalera de caracol para admirar desde lo más alto las impresionantes vistas sobre el pueblo y los campos colindantes.
Turenne fue la capital del vizcondado de Turenne que dominó las regiones de Lemosín, Quercy y Périgord durante siglos. La villa de Turenne gozó de grandes privilegios hasta bien entrado el siglo XVIII.
En coche hasta Carennac, encanto en el Valle del río Dordogne
A unos 15 minutos en coche de Turenne encontrarás otro pueblo que parece salido de una película ambientada en el medievo donde cada detalle está en su sitio. Es una de las joyas del valle del Dordogne. Sus casas cuidadas de piedra destacan por tener altas torrecitas de tejas rojas y chimeneas que dan cierta altitud al pueblo.
En Carennac puedes encontrar muchos espacios interesantes: calles adornadas con muchas flores, un puente de piedra con vistas a un discreto río, callejuelas serpenteantes, un tímpano de piedra en la iglesia de Saint Pierre del siglo XI y algunas pequeñas tiendas de artesanía.
A medida que iba recorriendo el pueblo me gustaba más y más. Encontraba lugares con encanto en prácticamente cada cruce de calles. Si buscas un hotel en la zona, aquí hay un par de hostales interesantes para pasar una noche y redescubrirlo cuando los turistas se van.
Qué ver en Curemonte, un pueblo discreto en el Lemosín
Entre Carennac y Collognes te recomiendo visitar Curemonte, uno de los más discretos de la zona que también cuenta con la etiqueta de ser uno de los pueblos más bonitos del sur de Francia. Es mucho menos turístico que los dos anteriores mencionados, pero me resultó más real. La mayoría de las casas estaban habitadas por vecinos y no eran viviendas reconvertidas en servicios dirigidos a turistas.
Lo que más llama la atención al salir del parking situado a las afueras es la silueta del pueblo, dominada por las torres de tres castillos: el de Plas, el de Saint-Hilaire y el de Johannie. Sorprende que un pueblo tan pequeño pueda tener torreones tan grandes, pero ahí no queda la cosa. También cuenta con tres iglesias, tres cruces y tres fuentes. ¡Y eso que era pequeño!
Curemonte dio origen a grandes familias feudales como los Aymar, la Cardalhac y la Plas y cuenta con varias casas nobles distribuidas por el pueblo. Por contra, no se pueden visitar ninguno de los tres castillos. En el pueblo sólo podrás entrar en las iglesias y jugar a descubrir donde están las tres cruces.
En verano, se celebra los miércoles un mercado gastronómico a las 17:00h y se organizaban visitas guiadas todos los días de julio y agosto que partían de la sala de fiestas (al menos antes de la pandemia).
Otra de las virtudes de este pueblo es el entorno natural que lo rodea. Domina el verde y se pueden ver varios viñedos. ¡El encanto de las pequeñas cosas está aquí!
Visitar Collognes-la-Rouge, el pueblo de las calles rojas
El nombre lo dice todo: es el pueblo rojo. La arcilla de este color es la gran protagonista de un pueblo muy popular en la zona que cuenta con magníficas casas con tejados de lauze y pizarra. Las torres y torreones también dominan la silueta de este lugar.
Durante una vuelta al pueblo podréis ver las bonitas fachadas del castillo de Vassinhac, la casa Ramade de Friac, flanqueada por dos atalayas y otros pequeños castilletes (no te esperes palacios) adornados por bonitos pórticos.
Sin embargo, no todo es perfecto en Collognes. Tal es su popularidad que las pequeñas calles se abarrotan de turistas. Muchas casa se han reconvertido en tiendas de artesanía y de productos locales y hay un buen número de bares y restaurantes. Para huir del gentío, te recomiendo alejarte de la calle principal. Por arte de magia, los turistas desaparecerán y podrás apreciar casas y castillos interesantes.
Como te he mencionado al inicio del artículo, el sur de Francia es una zona donde puedes hacer muchas más paradas por la zona del Périgord o los alrededores de Toulousse. Te recomiendo que estudies bien la ruta y busques hoteles lo más cerca posible de tus lugares de vistas. Las carreteras son estrechas y cruzan pequeñas colinas, por lo tardas un rato en llegar. Además, lugares así merece la pena visitarlos en modo slow.
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