El Monte de los olivos y Getsemaní son, junto al Santo Sepulcro y la Vía Dolorosa, dos de los lugares más simbólicos para el cristianismo en Jerusalén, la ciudad tres veces santa. Si no eres creyente, ambos sitios también son altamente recomendables, especialmente el Monte de los olivos, donde desde lo alto podrás tener una de las mejores vistas de Jerusalén.
La visita tanto al Monte de los olivos como a Getsemaní las puedes hacer por libre, aunque en una ciudad con tanta historia como Jerusalén siempre hay la posibilidad de hacer tours guiados por la ciudad y el Monte, que está situado a las afueras de la ciudad vieja. En nuestro caso, decidimos visitarlos a nuestro aire y la experiencia nos gustó bastante, especialmente las vistas sobre la ciudad vieja.
A continuación, puedes leer qué ver en una de las visitas más interesantes en Jerusalén.
Cómo ir de Jerusalén al Monte de los olivos y Getsemaní
La subida al Monte se debe hacer a andando, puesto que los autocares de turistas se quedan al pie de la montaña, así que nos os servirá de mucho ir en un autobús turístico si lo que queréis es ahorraros la subida.
Al Monte de los olivos en autobús
Si decidís acercaros en autobús público, podéis coger el 84 que sale desde la colina de Ammunition Hill en la estación de trenes (cerca del hotel Seven Arches), el 275 que sale desde la Puerta de Damasco o el 255 que parte de la Puerta de Herodes.
Monte de los olivos en sherut desde la Puerta de Damasco
El sherut o taxi compartido es otra opción. En este caso, podéis cogerlo en la Puerta de Damasco y llegaréis en apenas unos 10-15 minutos.
Andando: la opción más interesante

Si os gusta andar y vuestro hotel está cerca de la ciudad vieja, podéis llegar caminando al Monte de los olivos en unos 15-20 minutos. Nos os agobiéis, porque no es una subida demasiado dura ni larga: no requiere demasiado esfuerzo físico, tan sólo un par de zancadas para subir la cuesta.
Una de las cosas más interesantes que nos pasó por decidir a pie desde la puerta desde las inmediaciones de la Puerta de Damasco (donde estaba nuestro hotel), es que por casualidad, y siguiendo a un grupo de turistas que parecía ir hacia el Monte de los olivos, acabamos cruzando el cementerio de Mamilla.
Este camposanto está situado justo al oeste de las murallas de la ciudad vieja de Jerusalén que forman parte del recinto de la explanada de las Mezquitas y la Cúpula de la roca. Aquí reposan los restos de figuras de la época islámica y mameluca entre otras. Los terrenos del cementerio también contienen los cuerpos de miles de cristianos asesinados en la era pre-islámica, así como varias tumbas de la época de los cruzados.

Lo que más nos impactó del cementerio fue que parecía bastante dejado. Desde 1927 ya no ejerce como tal y es un sitio histórico controlado por organismos israelís. Pudimos ver varias tumbas, pero también nos asombró ver bastantes vendedores ambulantes. En general, Mamilla no parecía muy cuidado y resultó todo un contraste comparado con el cementerio judío que hay en el Monte de los olivos.
Tras cruzarlo, enfilados hacia nuestra primera parada en el Monte de los olivos: Getsemaní.
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Qué ver en Getsemaní: Sepulcro de la Virgen, Basílica de Getsemaní y huerto
Visita al jardín o huerto de Getsemaní

Si uno es creyente, ha ido a un colegio cristiano o ha hecho la catequesis no podrás más que empezar a reconocer algunos de los lugares mencionados en el Nuevo Testamento. Según recogen sus páginas, el jardín o Huerto de Getsemaní, situado al pie del Monte de los olivos, era un lugar habitual al que Jesús iba a orar. También fue el lugar en el que Jesús hizo su último rezo antes de ser detenido.
Por este motivo, esta zona se ha convertido en un lugar de peregrinación para muchos cristianos. El primer punto de visita suele ser el Jardín de Getsemaní (entrada gratuita). Se trata de una zona no demasiado grande, pero que conserva olivos centenarios que los franciscanos cuidan desde 1681 para que el lugar tenga esa apariencia descrita en el Testamento de un lugar lleno de olivos.

Los franciscanos también gestionan la Gruta de Getsemaní, una cueva que se utilizaba como lugar de culto y cementerio para las personas más privilegiadas. Algunos textos bíblicos hablan de una gruta como refugio de Jesús. Vimos la gruta señalizada, pero no entramos.
El jardín no es muy grande y los olivos son los principales protagonistas.
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Basílica de las Naciones en Getsemaní

Junto al Jardín de Getsemaní se puede visitar la Basílica de las Naciones o de la Agonía, una iglesia que aguarda en su interior la porción de roca en la que, según la tradición, Jesús oró la noche de su arresto, después de celebrar la Última Cena.

Este lugar está gestionado por Custodia de Tierra Santa de la Orden Franciscana, que también gestionan el jardín. La fachada tiene un curioso estilo neobizantino con varios pilares y un gran mosaico dedicado a Jesús. El interior no es especialmente bonito, pero un must visit en la zona y se ve rápido.
Otros lugares de Getsemaní: Sepulcro de la Virgen e iglesia ortodoxa griega y rusa
El tercer punto relevante para los cristianos en Getsemaní es la Iglesia del Sepulcro de la Virgen María, según los cristianos ortodoxos, el lugar “donde fue puesto el cuerpo de María”, madre de Jesús.
Se trata de una iglesia construida en el siglo IV y reconstruida por cruzados. Es un lugar principalmente venerado por ortodoxos (coptos, sirios y etíopes) y cerca de la entrada está la Gruta de Getsemaní, también llamada de la traición, puesto que Judas guió hasta allí a los romanos para detener a Jesús.

Cerca de esta zona podéis visitar si queréis las iglesias ortodoxas rusa y griega. La que más llama la atención por su cúpula dorada es la rusa, aunque cuando fuimos estaba cerrada.
Cementerio judío del Monte de los olivos

En una ciudad tres veces santa, suele pasar que tanto la historia como las religiones se mezclen entre sí y muchos lugares acaben siendo sagrados para una, dos o las tres religiones monoteístas. Si Getsemaní, situado al pie del Monte de los olivos, es un lugar relevante para el cristianismo, el propio Monte de los olivos también lo es para los judíos.
Según el libro de Zacarías, el Monte de los olivos es el lugar desde el que Dios comenzará a redimir a los muertos al final de los tiempos. Por esta razón, los judíos siempre han intentado ser enterrados en la montaña, y el monte se ha usado durante siglos como cementerio para los judíos de Jerusalén.
Descubrimos el cementerio subiendo el Monte tras visitar Getsemaní y la vista nos sobrecogió. Hay aproximadamente 150.000 tumbas en el monte, incluyendo las de muchas figuras famosas como Zacarías (que profetizó allí), Yad Avshalom y muchos rabinos desde el siglo XV al XX.
Las tumbas miran hacia la ciudad vieja de Jerusalén y se encuentran debidamente valladas para el reposo eterno. Es un lugar muy silencioso y limpio, un contraste respecto al cementerio de Mamilla que habíamos visto de camino. No podréis entrar, pero hay diferentes puntos desde los que se tiene una interesante perspectiva del lugar.
Mirador del Monte de los olivos

Tras pasar el impresionante cementerio judío, llegamos a lo alto del Monte de los olivos. Allí hay un par de miradores naturales desde los que se ven las mejores vistas sobre Jerusalén. Podéis acercaros allí al amanecer o al atardecer para ver como el sol rebota en la dorada Cúpula de la roca.

Nosotros fuimos hacia el mediodía y las vistas nos enamoraron. No había demasiados turistas y pudimos hacernos bien las fotos. Es muy espectacular ver desde allí el cementerio judío a tus pies y al fondo la ciudad vieja. La verdad es que nos hubiéramos quedado allí mucho más tiempo
De bajada, nos dirigimos andando hacia el Monte de Sión para visitar el Tumba del Rey David y la Basílica de la última Cena y pasamos frente la tumba de Zacarías, que está situada en uno de los puntos más bajos del Monte de lo olivos, en un pequeño valle que queda cerca de la parte delantera del muro de la ciudad vieja.


Nos os perdáis las vistas del Monte de los olivos en una visita a Jerusalén.
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