El rojo y el blanco son los colores del País Vasco francés, un territorio compuesto por las regiones de Labort, Baja Navarra y Sola en Francia y limítrofes con Guipúzcoa y Navarra. Además de compartir parte de la arquitectura típica de entramados rojiblanca que se puede encontrar tanto en el País Vasco como en Navarra, también lo hacen en lengua (el Euskera se habla en pequeños pueblos franceses, pero no es mayoritaria) y en algunas de las tradiciones que puedes ver en pequeñas villas con encanto como Ainhoa y muy especialmente Espelette, un “museo al aire libre” de las tradiciones “vascas” en esta zona.
Cruzar la frontera es fácil y merece la pena para observar esas similitudes. En verano es un zona muy concurrida a ambos lados. Los franceses acuden en masa a las zona de playas de Biarritz y San Juan de Luz y se acercan con curiosidad hasta Sare, Espelette o Ainhoa para pasar un día muy pintoresco.
Pueblos bonitos que ver en el País Vasco francés
- Qué ver en el País Vasco francés: recorrido por pueblos con encanto de interior y la costa
- Qué ver en Ainhoa, una calle larga cerca de Zugarramurdi
- Visitar Espelette, un museo al aire libre (un poco artificial) sobre la cultura del País Vasco francés
- Sare, un encanto discreto y tranquilo entre los pueblos bonitos del País Vasco francés
- Descubre La Bastide y su espectacular arquitectura
- Saint-Jean-Pied-du-Port: entrar a España por el Camino de Santiago
- Hendaya, un punto histórico en la frontera
- Un día de playa en San Juan de Luz
- El encanto de la Belle Époque en Biarritz
Qué ver en el País Vasco francés: recorrido por pueblos con encanto de interior y la costa
Tanto si entras por Hendaya, Ainhoa (cerca de Zugarramurdi) o la mítica Saint-Jean-Pied-de-Port (punto de inicio del Camino francés de entrada a España) encontrarás una zona fácil de recorrer y con puntos de interés que de detallo a continuación y que formaron parte de mi ruta en en verano de 2021 por el País Vasco.
Si te gusta la zona de interior o si encontrar alojamiento en la costa vasca francesa es demasiado caro en verano puedes completar la ruta por la zona con una visita a los pueblos más destacados de Nueva Aquitania de camino a Pau (fuera ya del País Vasco francés) como Navarrenx, Salis-de-Béarn, Sauvaterre de Béarn u Orthez. A las afueras de Navarrenx el campo de concentración de Gurs nos recuerda la historia de los desplazados durante la Segunda Guerra Mundial.
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El País Vasco francés y muy especialmente la costa en los alrededores de San Juan de Luz y Biarritz es una zona muy solicitada y bastante cara en verano por lo que te recomiendo reservar con tiempo tu hotel.
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Qué ver en Ainhoa, una calle larga cerca de Zugarramurdi
Esta ruta por pueblos bonitos del País Vasco francés comienza en Ainhoa, el primer pueblo entrando por Navarra cerca de la popular villa de Zugarramurdi, conocida por la caza de brujas en el medioevo que dio origen a muchas leyendas de la zona. Por cierto, en el País Vasco francés también tuvo su particular proceso contra la brujería en el siglo XVI. En concreto, en la región del Labort se torturaron a cerca de 200 mujeres, niños e incluso sacerdotes para obtener la confesión de brujería.
Ainhoa es una villa que en esencia se distribuye alrededor de la calle principal por donde pasa la carretera que conecta con España, por lo que te recomiendo que para visitarla dejes el coche en el pequeño aparcamiento que hay las afueras para encontrar sitio y evitar multitudes. El pueblo fue construido como vicaria del monasterio Urdazubi-Urdax y durante siglos ha sido lugar de hospedaje de peregrinos del Camino de Santiago.
En Ainhoa destaca muy especialmente la arquitectura de entramados. Las casas blancas con contraventanas de madera en vivos tonos rojos o verdes se alzan a lado y lado de la calle principal y en diversos puntos del pueblo. Como en muchos pueblos bonitos de Francia (Ainhoa forma parte de esta marca turística), las flores son también un coqueto adorno en balcones, plazas y calles.
En el pueblo te recomiendo visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XIII, donde podrás ver un bonito retablo y un interior policromado muy curioso. A las afueras, sorprende ver un recogido cementerio, hoy algo menos tranquilo que lo se podría suponer.
Cerca también verás un frontón vasco, una de las primeras muestras culturales del País Vasco francés. En verano vi a unos chicos del pueblo jugar un rato por lo que la tradición sigue viva al menos en Ainhoa.
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Visitar Espelette, un museo al aire libre (un poco artificial) sobre la cultura del País Vasco francés
Desde Ainhoa no se tardan más de 10 minutos en llegar a Espelette, el pueblo más conocido de la zona. Las grandes dimensiones del aparcamiento de la entrada dan una buena idea del nivel de popularidad de esta villa que en esencia es una representación del aire libre de la cultura del País Vasco francés y uno de los pueblos bonitos del País Vasco francés.
¿Realidad o turismo? Más bien me inclino por lo segundo porque todo parece puesto en su sitio para mostrar un pueblo de raíces. Desde la cartelería anunciando concursos de aizkolaris (un deporte que consiste en cortar troncos) y de perros pastor en pleno agosto, a los pasteles vascos en todas las vitrinas de las tiendas, venta de pelotas vascas en todas las boutiques de souvenirs y pimientos. Sí, como lees.
El pimiento de Espelette es una variedad típica del País Vasco francés que se cultiva en zonas limítrofes, pero además es el gran protagonista de este pueblo donde cientos de ristras de pimientos se secan a diario en fachadas y balcones en agosto y septiembre.
Espelette es un pueblo bonito, con calles empedradas y muchas casas tradicionales aunque con cierto aire a impostado pintoresco que te puede gustar o saturar. Es una buena zona para comer en esta ruta por pueblos bonitos del País Vasco francés gracias a su gran oferta de restauración.
Sare, un encanto discreto y tranquilo entre los pueblos bonitos del País Vasco francés
Tras los pimientos y las multitudes en Espelette te recomiendo que te acerques hasta Sare, un pueblo más tranquilo y con estilo estilo medieval más marcado. Aquí la piedra también comienza a ser la protagonista, especialmente en los alrededores de la iglesia de San Martín, con tres pisos de galerías de roble. También en algunos de los puentes que cruzan el río, además de en algunos lavaderos y oratorios que puedes ver por el pueblo.
En Sare encontrarás otro frontón y también algunas pastelerías (estamos en Francia) donde venden el pastel vasco, que a grosso modo es un postre parecido a una empanada rellena de moras, cerezas, arándanos, higos y otras frutas que se solían encontrar en caseríos de la zona y que normalmente tiene la forma de la cruz del Lauburu marcada en la parte superior.
A mi no me dio tiempo pero si vas puedes proponerte subir al Tren de la Rhune, un tren panorámico que te lleva en 35 minutos a lo alto de la cima de Larrun desde donde se ven unas vistas impresionantes del valle.
Horario y precios del tren de la Rhune (tren de Larrun): abierto del 14 de Abril al 4 de Septiembre de 2022 . Tarifa de ida y vuelta: 18,50€ por adulto, 11,50 para niños de 8-12 años.
Descubre La Bastide y su espectacular arquitectura
De nuevo en ruta en busca de pueblos bonitos del País Vasco francés te recomiendo llegar hasta el pueblo de La Bastide-Clairence, una de las villas que forma parte de la etiqueta turística Plus Beaux Villages de France. Aquí de nuevo destaca la arquitectura de casas de estilo labortano con tejados a dos vertientes y fachada de entramados rojos y otros colores. También se conserva la estructura típica de pueblo medieval amurallado con una calle principal con callejuelas perpendiculares que dan a una Plaza Mayor rodeada de soportales.
La plaza acoge todos los martes el mercado que congrega a productores de la zona.
Además de por su arquitectura, La Bastide es un pueblo conocido por su actividad metalúrgica, muy arraigada durante siglos y cuyo taller de forja es uno de los emblemas. Además encontrarás pequeños talleres de fabricantes de instrumentos, ebanistas o vidrieros.
Una última curiosidad del pueblo: durante años acogió una destacable comunidad sefardí e incluso puedes ver el pequeño cementerio de la comunidad en la parte trasera de la iglesia.
Saint-Jean-Pied-du-Port: entrar a España por el Camino de Santiago
Hasta esta pequeña localidad francesa a las puertas de Navarra llegan cada año miles de peregrinos dispuestos a comenzar el Camino Francés, el más popular del Camino de Santiago y que a España en dirección a Roncesvalles. Desde Pamplona hay autobuses diarios que llegan con peregrinos nerviosos por empezar la aventura.
Saint-Jean-Pied-du-Port es otro pueblo pequeño que crece a lado y lado de una calle principal que en este caso se extiende desde la Puerta de Santiago (declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998 como parte de los Caminos de Santiago de Compostela en Francia) hasta la Puerta de España. Su centro está compuesto por bonitas callejuelas empedradas.
La Citadelle de Mendigure, una fortificación del siglo XVII, es el otro reclamo histórico de Jean-Pied. Conserva los muros aunque actualmente se utiliza como escuela municipal. Dentro puedes cruzar la Porte du Roy. También muy popular fuera de la ciudadela es la Puerta de Notre-Dame, junto al río Nive donde se observan los antiguos bancos de piedra en los que los peregrinos esperaban para ser atendidos.
No te puedes ir de Saint-Jean-Pied-du-Port sin visitar la comercial calle de la Rue de l’Espagne, llena de tiendas de souvenirs y peregrinos de camino a España.
Hendaya, un punto histórico en la frontera
El siguiente bloque de pueblos bonitos del País Vasco francés puede que no sean estrictamente pequeños pueblos con encanto pero sin duda son relevantes y muy concurridos porque se encuentran junto al mar.
Hendaya es el primer pueblo fronterizo tras cruzar Irún. Por su estación de tren han pasado durante siglos miles de personas, en ocasiones huyendo de la guerra. En la mítica estación se llegaron a entrevistar Franco y Hitler el 23 de octubre de 1940. Hoy es una estación moderna operada por Renfe y la operadora francesa SNCF. Junto a la estación se extiende la parte más antigua de la ciudad con casas típicas de la zona.
El pueblo es muy concurrido gracias a los 3 kilómetros de arena fina de la playa de Ondarraitz, que en verano se llena de familias y surfistas en busca de olas. Alineadas a lo largo de la playa puedes ver algunas casas de estilo neo-vasco, que siguen la tradición arquitectónica pero con un toque más moderno gracias a que se reconstruyeron a principios del siglo XX utilizando nuevos materiales como la piedra.
En esta misma zona de playa puedes visitar el Old Croisière Casino, de estilo árabe, y las Rocas gemelas cerca de la costa. No te puedes ir de Hendaya sin visitar el imponente Castillo Abbadia, impulsado por el excéntrico Antoine d’Abbadia y de estilo neo-gótico que puedes encontrar a unos dos kilómetros de la playa de Ondarraitz.
Un día de playa en San Juan de Luz
A lo largo del artículo te ido señalando que la costa francesa es un punto muy concurrido en verano. A modo de ejemplo te diré que en un día de Agosto me encontré una carretera llena de coches en los accesos de San Juan de Luz. En origen fue una villa de pescadores pero hoy puede llegar a ser una especie de Benidorm francés (con todos los respectos hacia Benidorm), no tanto por su rascacielos como por el gran número de familias que llegan hasta aquí en verano.
Rue Léon Gambetta es la calle principal y conserva su aire marinero con casas bajas y blancas. Además es la vía comercial más relevante donde encontrarás de tiendas de souvenirs para comprar postales, a cubos de arena o ropa en tiendas de marca.
Al final de la misma llegarás a la Grande Plage, una impresionante bahía rodeada de bares y restaurantes. La zona más interesante se encuentra en el paseo marítimo Jacques Thibaud donde puedes observar casas de estilo neo-vasco muy elegantes. Detrás de ellas puedes pasear por el Puerto de San Juan de Luz, un buen lugar para darse un homenaje en forma de pescado o marisco. De hecho allí fue donde encontramos un lugar algo más tranquilo para tomar algo alejados de las multitudes de la Grande Plage.
El encanto de la Belle Époque en Biarritz
San Sebastián y Biarritz comparten en mi opinión ese encanto elegante heredado de la Belle Époque, la época dorada de la burguesía entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, que cambió la arquitectura de muchas ciudad como París para estrenar boulevards, cafés, cabarés, galerías de arte, casinos y balnearios.
En Biarritz uno/a se imagina como fue aquello cuando ves el edificio del casino frente a la Grande Plage y observas las coloridas rayas de colores de las telas de las casetas de playa donde los franceses se tumban para escapar del sol. Por cierto, aunque no lo parezca el Casino Barrière cuenta con un restaurante “Le café de la Grande Plage” bastante accesible en cuanto a precio. Nosotros comimos allí muy a gusto por unos 20€.
Biarritz mira hacia el mar y es inevitable dirigirte allí para pasar un día tranquilo. De hecho, es lo que parece hacer la mayoría de turistas que vienen y van a paso calmado. En dirección al Puerto Viejo puedes visitar el bonito loche du Plateau de l’Atalaye, un antiguo punto de observación de ballenas ahora reconvertido en la zona con restaurantes de marisco, pescado y vino blanco de Port des Pêcheurs.
A continuación, encontrarás el Rocher du Basta, un pequeño islote unido a la costa por una pasarela con buenas vistas sobre la Grande Plage (donde por cierto, también hay otra gran roca que queda).
Más adelante puedes ver el también muy popular Rocher de la Vierge, otra roca-islote mucho más concurrida y coronada por una imagen de la Virgen con el niño Jesús.
Biarritz es grande y puedes dedicarle un día a descubrir la zona. ¡No te olvides reservar tiempo para ver el atardecer de la Grande Plage!
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