Una visita a la fromagerie, recorrer las boutiques de productos artesanos de la Rue Saint Guilhem, comer en los restaurantes gourmet del barrio de Sainte-Anne o pasar la tarde-noche en alguna de las terrazas y cafés alrededor de la iglesia de Saint-Roch…
Montpellier es un destino que reúne todo aquello que solemos imaginar de un destino francés a tan solo menos de 3 horas en tren de Barcelona. El centro peatonal de la ciudad es realmente agradable y está cuidado para que ciudadanos y visitantes lo disfruten a pie. Además, Montpellier es una destacada ciudad universitaria del sur de Francia. Inaugurada en 1220, en la Facultad de Medicina de la ciudad estudiaron personajes ilustres como Arnau de Vilanova o Nostradamus.
Hoy sigue siendo una localidad de tamaño medio con una fuerte presencia universitaria, lo que la convierte en un destino vibrante y alegre a todas horas y en una escapada muy interesante para un fin de semana tranquilo.
Montpellier en un fin de semana: qué ver en el centro peatonal
Como os he anticipado, el principal encanto de la capital de Languedoc-Roussillon es su centro peatonal. Un buen puto de inicio para visitar Montpellier es la Place de la Comédie, una gran plaza dominada en el centro por la estatua – fuente de las Tres Gracias.

La plaza es un constante vaivén de gente y es prácticamente el corazón de la ciudad.
A la izquierda de la plaza, encontraréis la entrada neoclásica de la Ópera de la Cómedie, una de las dos óperas de la ciudad. Fue construida en 1755 y, tras varias reconstrucciones, actualmente acoge la ópera nacional de la región y cuenta con una intensa programación cultural.
Que esté en uno de los puntos más céntricos de la ciudad es una muestra de la importancia histórica de la música en esta localidad y de la Ópera en concreto, que anualmente registra más de 100.000 espectadores.
Plazas de Montpellier
Tras el paso por la Place de la Comédie, os recomiendo enfilar hacia el barrio de Saint-Roch, cuyo nombre hace referencia al patrón de la ciudad y a la Iglesia de Saint-Roch, que recibe a los peregrinos del Camino de Santiago que siguen la ruta de la Vía Tolosana.

Alrededor de la Place Saint-Roch encontraréis varios puntos interesantes: la Rue du Plan d’Adge, una calle con un bonito cruce de terrazas a media altura de la misma, o dos buenos locales para comer como son el Rosemarie y Comptoir Saint-Paul en la Rue Saint-Paul.

Esta zona es agradable y está bien conservada. Me gustó mucho encontrar en medio de la ciudad grandes pinos bajo los cuales podéis pillar buena sombra para disfrutar de una tarde agradable.
Podéis seguir la ruta por el barrio de Sainte-Anne, otra zona dominada por la iglesia que le da nombre, hoy en día desacralizada. También se ubica en esta zona el conservatorio, de ahí las numerosas tiendas de instrumentos que rodean.

Quizás éstas sean las zonas con las plazas más bonitas, pero el centro peatonal de Montpellier tiene muchos más rincones. De hecho, me encantó descubrir plazas llenas de terrazas en casi cada cruce de calles.

Calles comerciales: Rue Saint Guilhem y Rue de l’Aiguillerie
Dos calles comerciales dominan el centro peatonal de Montpellier.
Por un lado, en la Rue Saint Guilhem encontraréis numerosas tiendas gourmet. No dudéis en entrar en una fromagerie, ni que sea para atestiguar que trabajar allí ocho horas al día rodeado de ese fuerte olor a queso debe ser complicado.
Por esta calle nos entretuvimos bastante entrando en lugares tan curiosos como la tienda de decoración Fête de la Créa. Avanzad hasta encontrar el mercado Halles Castellane y entrad. Encontraréis un interior bonito con cuidados puestos de verduras y de todo tipo de productos perfectamente ordenados.

Otra calle comercial interesante, casi a la altura del mercado, es la Rue de l’Aguillerie. Allí abundan las tiendas de muebles de colección, pastelerías y comercios históricos de la ciudad.

Podéis subir hasta la Place de la Chapelle Neuve, otro espacio ideal para disfrutar del vibrante ambiente de Montpellier.
Arco de Triunfo y Parque Peyrou
Al norte de la Place Sainte Anne podréis visitar dos monumentos muy simbólicos de la ciudad.
El primero, el Arco de triunfo de Montpellier también conocido como Porte Peyrou. Fue diseñado por el arquitecto François d’Orbay a finales del siglo XVII y erigido como muestra de honor a Louis XIV.

Anexo al parque, encontraréis los jardines de la Promenade du Peyrou, literalmente la “caminata de Peyrou”.

Son unos jardines agradables, no demasiado grandes, y con buenas vistas a la ciudad y al acueducto de San Clemente, otra construcción del siglo XVII para abastecer de agua a la ciudad.

Para finalizar esta visita por el “Ecusson”, el barrio medieval de la ciudad, no os perdáis la Catedral de Saint Pierre, que destaca por su curioso pórtico de grandes y gruesas columnas.

Cerca de allí podréis visitar la histórica Facultad de Medicina. Si os gusta el arte, os recomiendo el Museo Fabre donde podréis ver obras de pintores como Eugène Delacroix, Frédéric Bazille y de Gustave Courbet.
Fuera del centro y alrededores de Montpellier
Montpellier es un lugar tranquilo para una escapada de fin de semana. Con un día intenso podéis visitar el centro y el segundo día quizás lo podéis dedicar a explorar los alrededores de esa zona o incluso visitar alguna parte cercana a la ciudad.
En nuestro caso, visitamos el barrio de l’Antigone diseñado por Ricardo Bofill. La zona más curiosa está en los alrededores del parque de l’Antigone, unos jardines rodeados de edificios de estilo neoclásico.

Hoy quizás resulta un estilo un poco forzado y desfasado para un parque, pero es curioso. Otra opción interesante son las playas de la ciudad. En la cercana población de Villeneuve-lès-Maguelone, a no menos de 20 minutos de Montpellier, podréis visitar la antigua catedral románica de Saint-Pierre-et-Saint-Paul de Maguelon situada en el centro de un islote. Además de la catedral, podréis disfrutar de una playa de 12 kilómetros.
Otras playas interesantes son Palavas-les-Flots , a unos 20 minutos de Montpellier, o La Grande Motte, una zona de arena fina de 7 kilómetros donde también podréis pasear por un elegante puerto.
Para llegar tenéis buenas conexiones en autobús.
Cómo llegar a Montpellier: en tren de alta velocidad, la mejor opción
Para los que no tenemos coche es un auténtico placer descubrir el sur de Francia gracias a Renfe-SNFC, los trenen en cooperación que unen España y Francia en alta velocidad.
Desde la estación de Sants de Barcelona se tardan 2:53h en llegar a Montpellier. La línea que conecta el sur tienes otros destinos muy interesantes como Narbonne, Lyon, Nimes, Niza, Carcassone o Perpignan.

Renfe-SNFC suele sacar bastante ofertas, especialmente en primavera y otoño y gracias a ellas podréis planear visitar fácilmente Montpellier en fin de semana . El tren tiene Wi-Fi, es cómodo y es un medio de transporte que tiene ese encanto viajero añejo que a mi en particular me gusta mucho.
Como os he comentado, Montpellier es un buen destino para una escapada de fin de semana, pero gracias a esa conexión en tren tenéis al alcance buena parte del sur de Francia, una zona con mucho encanto y mucho más accesible de lo que imagináis.
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