“En este viaje aprendimos a confiar más en la gente”
Sarah y Javier decidieron viajar como mochileros por Perú y Bolivia para conocer la cultura local y visitar algunos de los paisajes más espectaculares de Sudamérica. Además participaron en proyectos de cooperación, lo que les permitió conocer más de cerca la realidad del lugar que visitaban. ¡Sigue leyendo!
¿Por qué elegisteis visitar Perú y Bolivia en 2013?
Javier: Este viaje lo hicimos porque Sarah quería hacer un voluntariado y tenía muchas ganas de visitar ambos países. Para ella era un sueño y me propuso acompañarla una parte de la aventura. Me gusta mucho viajar y me animé rápidamente.
Sarah: Era una idea que siempre había tenido en mente. Soy italiana y cuando me mudé a Barcelona mi objetivo estaba claro: aprender primero el idioma para luego irme unos meses a hacer un voluntariado por Sudamérica. En este caso, combiné viaje y voluntariado. Perú y Bolivia siempre me han llamado mucho la atención por la cultura y los paisajes que esperaba encontrar. Creo que son países que conservan mucha autenticidad. Argentina y Chile quizás son más cercanos a la cultura europea. En cambio, allí puedes ver pueblos indígenas, costumbres y maneras de vivir propias y diferentes. Además, también quería ver Los Andes.
Estuvisteis viajando por Perú y Bolivia durante 26 días. ¿Que rutas seguisteis?
Javier: Nada más aterrizar en Lima cogimos un autobús con destino a Ica para ver el oasis de Huacachina, que está situado en medio de un desierto con dunas. Es un lugar bastante turístico. Puedes hacer una excursión en buggy por las dunas o incluso bajarlas sobre una tabla como si surfearas sobre la arena. La excursión en buggy es una experiencia parecida a la de subir en una montaña rusa: esperas que el vehículo frene cuando llega al punto más alto de la duna pero no lo hace y la bajas a toda velocidad. Pasamos bastante miedo (risas).
Sarah: Es una actividad diferente y lo pasas bien. Además, no te esperas ver un desierto en Perú. Desde allí nos fuimos a las islas Paracas. Son unas islas pequeñas que no están habitadas y donde puedes ver focas, leones marinos y muchos pájaros. El guano de las aves se utiliza como fertilizante.
Javier: Allí también puedes ver el Candelabro de Paracas, un dibujo en forma de candelabro sobre la arena parecido a las líneas de Nazca. Es interesante.
¿Os movías por vuestra cuenta?
Sarah: Sí, prácticamente todo el tiempo. Buscamos todo el transporte desde allí. Por ejemplo, para ir a Nazca cogimos un autobús local. Este es otro punto muy interesante del país, las líneas se ven bastante bien desde el suelo y además hay un par de miradores (uno de ellos natural) desde donde puedes verlas en altura. Todo este trozo desde Lima lo hicimos en tan sólo dos días, nada más llegar a Perú. Fue un palizón.
Javier: Seguimos nuestra ruta en otro autobús de la compañía Cruz del sur esta vez rumbo a Arequipa. Esta compañía es bastante popular para viajar. Te sirven comida y para desplazarte de noche es muy recomendable ya que cuenta con asientos reclinables muy cómodos. Quizás hay autobuses más baratos pero en mi opinión no merece la pena gastar menos dinero para ir mucho más incómodo. Las carreteras tienes muchas curvas y baches. Estuvimos en Arequipa un par de noches.
La siguiente parada fue en uno de los mayores destinos turísticos del país: el cañón de Colca
Sarah: El cañón tiene unos 3.000 metros de profundidad, es uno de los más profundos del mundo. Dormimos en el cañón y antes del amanecer subimos alumbrándonos con antorchas. Fue precioso. Pasamos también por el Mirador de la Cruz del Cóndor, situado al filo del cañón y con el río al fondo.
A veces estos sitios también pueden ser demasiado turísticos…
Javier: Eso nos pasó en Puno, es un sitio bonito pero quizás está demasiado masificado. Nos acercamos las islas flotantes de los Uros sobre el lago Titicaca, cerca de Puno. Allí vivían los uros, un pueblo ancestral. Se supone que los vas a ver pero la gente local te cuenta que ahora realmente ya nadie vive allí y que es más un escaparate turístico.
Una de las cosas que más os gustó del viaje es poder entenderos bien con la gente. ¿Qué os contaban?
Javier: Se nota que los peruanos aman su país. Si les decíamos que nos encantaba la comida, en seguida te invitaban a ir a su casa para comer con ellos. Son gente abierta y te cuentan muchas cosas sobre su país.
Hablando de comida, Perú es un destino muy conocido por su gastronomía. ¿Qué nos podéis recomendar?
Sarah: La comida está buenísima. Nos encantó la ensalada de palta (aguacate) o la causa peruana, que es un pastel frío hecho de aguacate con salsa mahonesa, patata y atún con mucho sabor. También recomendamos la sopa de quinoa, que no es tan cara como en Europa – Nota: en Barcelona 500 gramos de quinoa tiene un precio de 7 €-. También el ceviche, por supuesto.
Javier: Yo probé los anticuchos, que es un plato hecho con corazón de ternera cortado en filetes y servido en un pincho. Pensaba que no me iba a gustar mucho pero estaba delicioso. Probamos la alpaca.
¿También se come?
Javier: ¡Pues también! Otro descubrimiento fue la chicha morena, una bebida muy popular del país hecha a partir de maíz.
¿El Machu Picchu sorprende tanto como en las fotografías?
Javier: Si vas al Machu Picchu recomendamos madrugar para ver como amanece desde allí. Más tarde hay muchísima gente y quizás no lo disfrutas tanto. No pudimos hacer el Camino del Inca porque no teníamos suficientes días. Necesitas varios para llegar. Dormimos en Ollantaytambo y cogimos el tren hasta Aguascalientes para subir al Machu Picchu. Mereció la pena el madrugón.
Sarah: Si no tienes muchos días es recomendable subir en tren. Hay tours que te ofrecen hacer más actividades por los alrededores como trekkings o rutas en bici. Pero en mi opinión, es mejor destinar el tiempo para visitar los pueblos del Valle Sagrado, a los que se llega en autobús local o en buses organizamos por agencia. Ver el Machu Picchu y Cuzco pero no ver los pueblos del valle es una pena.
¿Fue allí donde empezasteis a encontrar ese Perú que tenías en mente?
Sara: Cuzco es un lugar bastante turístico. En cambio, en el Valle Sagrado hay una gran cantidad de pequeños pueblos donde realmente puedes conocer la cultura de esa zona.
¿Os gustó pasar de Perú a Bolivia? No es un destino tan popular como Perú.
Sarah: Si vas a visitar Bolivia hay que tener en cuenta que debes ir subiendo de altura poco a poco. Llegar muy rápido a 4.000 metros de altura puede ser muy duro y los pasas bastante mal. Nosotros estudiamos bastante nuestra ruta para mitigar el efecto de la altura e ir subiendo lentamente. (Consulta la ruta aquí).
Javier: En Bolivia realmente notas la altura. Te cansas más y estás agobiado. Recuerdo que me sangraba la nariz a causa de la presión.
¿Que destacáis de Bolivia?
Sarah: La Isla del sol es un sitio muy auténtico. Está situada en medio del lago Titicaca. Vimos a señoras trabajando en el campo, cargando peso a sus espaldas y utilizando burritos para transportar la carga. Fue como volver atrás en el tiempo.
Javier: La gente en Bolivia es más cerrada…quizás son más tímidos. A veces te contestan un cosa por contestar algo, pero no es la información que buscas. Todo va a un ritmo más lento, aunque parezca mentira.
Muchos viajeros se plantean visitar Bolivia para ver el Salar de Uyuni. ¿Cómo fue vuestra experiencia allí?
Sarah: En Uyuni estuvimos un par de noches. Desde el pueblo puedes contratar la excursión por el Salar que normalmente dura 2-3 días. Es un lugar muy impresionante pero también me gustó mucho la naturaleza de los alrededores. Hay volcanes, por ejemplo. Desde el Salar fuimos a La Paz, que es una ciudad caótica, con mucha gente vendiendo por las calles.
Javier: Está llenos de mercadillos de artesanía local, quizás hay demasiados (risas). Una taxista nos propuso llevarnos al cementerio de la ciudad situado en un barrio un poco peligroso. Fue una visita no planificada que surgió espontáneamente pero que nos gustó mucho. El cementerio estaba lleno de pequeñas tumbas. Cuando alguien muere, el velatorio se hace en el cementerio y dura un par de días, durante los cuales se come y se bebe.
Sarah: Esta visita nos impactó porque alrededor del cementerio hay una gran zona de chabolas. Hay muchos problemas: pobreza, drogas, etc. Vimos una realidad que también existe.
¿Qué presupuesto se necesita para hacer este viaje?
Javier: En Perú una habitación doble te puede costar unos 10-12€. También puedes encontrar habitaciones por 3€. Comer es muy barato, un menú te puede costar 2,5€-3€ e incluye primero, segundo, chicha morena y postre.
Sarah: Otra opción muy recomendable es comer en los mercados. Recuerdo que fuimos al mercado de San Pedro de Cuzco y me encantó. Es una vista muy interesante porque ves toda la actividad del mercado: gente trabajando, paradas de todo tipo y comes con la gente local.
El viaje no acabó en Bolivia, si no que volvisteis a entrar a Perú.
Javier: Después de La Paz volvimos a entrar a Perú y fuimos a Cuzco para hacer el Valle Sagrado. Acabamos el viaje en Puerto Maldonado, por donde pasa el río Madre de Dios. Allí visitamos al hermano de un amigo que trabaja en el proyecto ArBio Perú. Este proyecto consiste en una cooperativa que ofrece la posibilidad apadrinar una parcela de la selva por 30€ al año. Los gestores del proyecto son ingenieros agrónomos: cuidan las parcelas y asesoran a la gente local sobre cómo plantar determinadas especies para sacar el máximo provecho de la tierra sin deforestar el bosque. También cuentan con un hotel donde puedes alojarte y ofrecen trekkings por la zona. El dinero que se recauda de estas actividades se destina al proyecto. Estuvimos con ellos una mañana escuchando todo lo que hacían.
Sarah: No pudimos ver las parcelas protegidas porque estaban muy lejos y no teníamos tiempo suficiente. Pero hicimos una excursión por la selva.
Javier: Nos encantó. Dormimos en medio de la selva y de noche podías escuchar todos los ruidos de animales. Para mi fue una experiencia muy relajante, nada aterradora. Luego ya volví a Lima para regresar a España.
En este punto, Sarah se queda otro mes más en Perú para colaborar en un proyecto de cooperación. ¿Puedes hablarnos un poco más sobre el proyecto?
Sarah: Colaboré durante un mes con Aldea Yanapay, una ONG que impulsa proyectos de cooperación con niños en Cuzco. Aldea Yanapay fue creada por un chico peruano que decidió invertir su dinero para ayudar a niños de la zona. Se organizan actividades de arte, informática o deporte en horario extra escolar para que los niños cuyos padres trabajan fuera todo el día tengan un lugar al que acudir todas esas horas. Así no están solos o en la calle. También acuden pequeños que sufren maltrato o que tienen padres con problemas con el alcohol. Se les educa transmitiendo valores como el respeto, la amistad, etc.
La ONG también gestionaba un hostal llamado “Hostal Mágico”, abierto a voluntarios y viajeros como una manera de financiar el proyecto. Los voluntarios también podían elegir alojarse en la casa de la madre del fundador, “Villamágica”, o bien buscarse alojamiento y comida en otro sitio. No estabas obligados a elegir dormir allí. Como voluntario no tenías que pagar nada a la ONG, sólo buscarte un alojamiento y costear tu gastos en alimentación. En mi caso, decidí alojarme en el “Hostal Mágico”.
¿Como era tu día a día durante el mes que estuviste como voluntaria?
Sarah: Cada semana cambiaba mi área de trabajo: arte, tutoría… Los niños estaban divididos por grupos de edad y contaban con dos monitores por grupo. Además, había un círculo conjunto formado por todos los niños y monitores y gestionado por un psicólogo en prácticas. En el círculo los niños podían expresarse.
Aldea Yanapay es un proyecto auto-financiado. Tuvieron que cerrar el hostal porque no sacaban mucho rendimiento pero si quieres todavía puedes hospedarte en Villamágica o en otro lugar. Cuentan también con un restaurante. Hace poco ya han abierto un orfanato en el Valle Sagrado.
¿Había participado antes en un proyecto de cooperación?
Sarah: Había colaborado como voluntaria ayudando a niños e inmigrantes en Italia y en España. Esta fue la primera experiencia en un lugar tan lejano y diferente. Me pareció una gran vivencia. Es una oportunidad para conocer otra cultura, en un ámbito complicado. Ni que decir que de los niños aprendes tantas cosas… Te llenan de amor y te hacen sentir indispensable. Esto hace que tengas muchas ganas de mejorar cada día, ya que no quieres decepcionarlos porque sabes que cuentan contigo y que de ti depende su felicidad. Un proyecto así es una oportunidad para desprender todo tu amor.
Encontré Aldea Yanapay buscando por Internet y me preció muy interesante porque está creada por gente local implicada con la mejora de su territorio. Todavía tengo contacto con varios de los voluntarios.
Javier, comentabas que éste es el viaje que más te ha gustado de todos los que has podido hacer. ¿Por qué?
Javier: En muy poco tiempo nos pasaron cosas muy diferentes, aprovechamos al máximo cada día. Los paisajes de Perú y Bolivia son impresionantes y la gente es muy amable. Fue todo un descubrimiento en muchos sentidos. Por ejemplo, en España no nos fiamos mucho de la gente. Al principio crees te están timando cuando en Perú o Bolivia contratas algo improvisado en la calle y pagas. Piensas que al día siguiente no va a haber nadie allí esperándote como te habían asegurado. Pero sí que te esperan. En este viaje aprendimos a confiar más en la gente. Crecieron todavía más mis ganas de viajar. Para Sara esta aventura ya era un sueño, pero para mi fue una sorpresa, no esperaba nada en especial.
Por otra parte, en Marruecos o en la India te agobias porque siempre tienes a tu alrededor a mucha gente intentando venderte cosas constantemente. Allí te dejan bastante tranquilo y puedes disfrutar más de los paseos.
¿Cómo te cambió a ti Sara, que además estuviste colaborando con una ONG?
Sarah: Obviamente, el proyecto de voluntariado fue algo muy especial para mi. Los niños te llenan mucho…. En general, hacer un viaje mochilero sin nada programado, buscando opciones sobre la marcha, te permite constatar que realmente puedes llegar muy lejos y conocer otra cultura con relativamente poco dinero. Ves que muchos de los problemas que surgen los puedes ir solucionando más fácilmente de lo que pensabas. Aprendes a confiar. No sólo en los demás, también en ti mismo, ya te das cuenta de que realmente puedes adaptarte a casi cualquier situación. En general, creo que es un tipo de experiencia que te hace valorar las cosas más sencillas, como tu tiempo o la naturaleza, y que te hace más tolerante hacia costumbres y maneras de vivir diferentes.
Te vuelves más curioso y ya no puedes parar de explorar y conocer. Ahora ya no consigo viajar de otra manera.
Más información:
Proyecto Aldea Yanapay: www.aldeayanapay.org
Proyecto Arbio Perú: www.arbioperu.org
Agencia recomendable para trekking en el Cañón de Colca: www.facebook.com/PeruSchweizExplorer/
Ruta: Ruta de viaje 26 días por Perú y Bolivia