¿Quieres hacer una escapada a la Costa Brava para visitar una de las mejores playas? La playa del Castell, situada a una hora y media de Barcelona, es una de las pocas playas vírgenes que quedan en la Costa Brava. Ya sólo por eso merece la pena visitarla y, de paso, conocer Palamós, el pueblo contiguo y uno de los de mayor tradición culinaria de la zona.
La playa es bastante popular y en los meses de julio y agosto suele llenar, así que conviene madrugar mucho. En Mochileros de viaje hemos podido visitarla este mes de septiembre y ha sido una excelente decisión: menos calor, menos gente y buen tiempo.
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Escapada a la Costa Brava en coche para visitar la playa del Castell
La playa del Castell está integrada en una cala con el mismo nombre de 100 hectáreas en la desembocadura del canal de Aubi. La zona de la arena tiene casi 300 metros de largo y 50 de ancho de arena fina. Más allá de la playa en sí, que es maravillosa, el entorno no se queda atrás. En lugar de edificios o urbanizaciones, el paisaje que la rodea está formado por una espectacular pineda, campos agrícolas y rocas agrestes típicas de esta zona de Catalunya.
La playa ha conservado su entorno natural gracias al empeño de los vecinos que en 1994 votaron no en referéndum popular a la construcción de una urbanización y un campo de golf. El Castell se integra en el espacio natural del castillo de Cap Roig y también es un excelente punto para hacer snorkel y kayak por los alrededores
Breve historia de la cala El Castell: indigets y glamour
Los primeros pobladores de la zona fueron los indigets, un pueblo íbero establecido en la provincia de Girona. En un extremo de la cala, sobre la alto de un pequeño montículo, se conservan los restos de este poblado de unos 2.000 años de historia.
En el siglo XX la playa también fue un polo de atracción de personalidades como Salvador Dalí, quién tuvo en los alrededores de la playa una barraca – estudio cedida por el burgués Alberto Puig Palau. La barraca (cabaña) destaca por tener una puerta inclinada, aunque se supone que Dalí pasó buena parte de su tiempo en Portlligat.
Otros personajes que se dejaron ver por allí fueron Marlene Dietrich, Coco Chanel o el muralista Josep María Sert, quién se encargó de remodelar una de las dos casitas que hay en playa del Castell, muy de estilo mediterráneo.
Un día en la playa del Castell
Una de las principales ventajas de la playa es que es ancha y la arena es muy fina si tenemos en cuenta que es una playa de la Costa Brava. Además, una vez entras en el agua no hay rocas y no se hunde rápidamente, por lo que más o menos puedes estar cerca de la orilla. Cuando fuimos el agua estaba muy limpia y disfruté mucho de ese entorno natural. No quería irme de allí.
Si queréis tomar algo o comer podéis hacerlo en el único chiringuito que tiene la playa. La playa está bastante acondicionada: hay lavabos, aunque eché en falta unas duchas.
Tras bañarnos varias veces en la cala decidimos caminar unos 10 minutos hasta el poblado ibérico. Desde allí, tendréis una vista excelente a la playa y también de una preciosa Cala Foradada a la que sólo se puede llegar en barco o kayak. Por cierto, en la playa hay una empresa que alquila kayaks para hacer una excursión acuática por la zona.
Si us gusta andar, una buena alternativa al coche para llegar es hacerlo desde Palamós por el Camí de ronda (Caminos de ronda) que cruza la Playa Fosca hasta la del Castell, cruzando alguna de las zonas más bonitas de la Costa Brava como Cala S’Alguer.
Los Caminos de ronda son los antiguos caminos de vigilancia usados para controlar el contrabando con Francia, pero hoy en día son muy seguros y son una excelente forma para descubrir andando algunos de los paisajes naturales más espectaculares de esta zona.
Cómo llegar y parking
La cala de El Castell está situada a apenas unos 15 minutos en coche desde Palamós. Para llegar hay que conducir por la carretera C-31 hasta el desvío del Castell y de ahí seguir la ruta señalizada que baja por la carretera Cami a Castell hasta el parking, situado en un gran espacio agrícola que en verano se ve ocupado de coches que llegan los antes posible para encontrar plaza.
Fuera de los meses de verano no tiene coste, pero durante los meses de julio y agosto y hasta la primera quincena de septiembre tiene vigilancia de 9 a 20h. A parcar todo el día vale 5€ y apartir de las 14:00h cuesta 3€.
Del parking a la playa apenas hay unos 10 minutos andando por un camino de tierra bien señalizado. Por fortuna, el parking queda en un campo agrícola y no está en primera línea de mar.
Si necesitáis alquiler un coche desde Barcelona os recomiendo que en verano lo hagáis con la mayor antelación posible.
Excursiones por la zona
Además de visitar el poblado ibérico, podéis seguir a pie el Camino de ronda que parte a la entrada del poblado íbero en dirección a Cap Roig y que pasa por delante de la barraca de Dalí.
El camino sigue y pasa por diferentes calas como Cala Estreta, donde podréis visitar unas de las barracas de marineros más antiguas de esta zona, o Cala Morisca y Cala del Crit, que se comunican a través de un agujero en una enorme roca, también conocido como “el trau”.
Visita a Palamós: qué ver
Palamós es un pueblo bastante grande la Costa Brava muy conocido por sus famosas gambas. También es bastante popular entre submarinistas, que llegan hasta allí para bucear hasta el Boreas, un barco hundido de la marina alemana.
Cuenta con una gran zona de playa que se extiende hasta la vecina localidad de Sant Antoni de Calonge, que ya tiene un paisaje mucho más típico de turismo de playa con grandes hoteles. La parte antigua se encuentra en la zona de Sant Joan, donde está el Ayuntamiento, y en la que podréis visita la Iglesia de Santa María. El edificio conserva una muestra de arte sacro curiosa.
Cerca de allí podréis visitar el famoso cañón de Palamós, un homenaje a la resistencia del pueblo frente a múltiples ataques piratas como el que en 1543 tuvo como protagonista al famoso pirata Barbarroja, quién finalmente consiguió saquear con violencia el pueblo.
Las historias de piratería se extienden hasta los antiguos restos del Convento de la Mare de Déu de Gràcia, que fue atacado por Barbarroja y que tampoco tuvo mejor suerte en épocas posteriores. Hoy sólo quedan las ruinas y un mirador con vistas a la parte posterior del puerto.
Otro punto interesante para visitar es el faro, situado frente a un trozo de Camino de ronda. A mi particularmente siempre me gusta visitarlos, aunque este de Palamós es bastante pequeño. Por allí pasa un tramo del Camino de ronda aunque nos pareció ver que no se extendía mucho más.
Gambas de Palamós
Como os he comentado, Palamós es conocido por sus gambas, un producto de calidad que atrae a muchos visitantes.
En los alrededores de la Plaza de Sant Pere encontraréis un buen número de locales con terracita donde podréis degustar un buen plato y comida típica de la zona como la escalivada con anchoas del pueblo de La Escala o una buena selección de embutidos de las zonas rurales de la Costa Brava.
Palamós y El Castell son una escapada perfecta para descubrir el encanto de la Costa Brava. ¡No te lo pierdas!