Guimerà es uno de los pueblos de la Ruta del Císter, la marca turística que promociona los monasterios cistercenses de las comarcas de l’Alt Camp, la Conca de Barberà y el Urgell y los pueblos de los alrededores. Son monasterios levantados durante el medievo y en algunos casos los pueblos que lo rodean conservan también parte de un núcleo medieval de calles empedradas. Es el caso de Guimerà, una villa situada en el Urgell cerca de Vallbona de les Monges.
Con cerca de 300 habitantes, Guimerà es un ejemplo de recinto medieval histórico rural que conserva además un castillo. También los restos en las afueras del monasterio femenino de Santa Maria de Vallsanta, del que quedan visibles algunos muros de la iglesia y arcos de medio punto de estilo flamígero.
Si ya has visitado Peratallada, Mura y Talamanca, Besalú o Santa Pau puedes añadir este pueblo a esa ruta de pueblos bonitos de origen medieval que tanto apetecen para una escapada por Catalunya.
Quér ver en Guimerà, una villa medieval rural
Dicen en Guimerà que el pueblo se encuentra en el centro de todo. De una posición geográfica a medio camino entre Barcelona y Lleida, entre el norte y el sur de Catalunya, en el centro de su término municipal y a medio camino del recorrido del río Corb que parte en dos el pueblo.
La villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1975 y se desarrolló especialmente bajo el condado de Guimerà en el siglo XVI aunque ya contaba con una fortaleza en el siglo XI que perteneció a la familia Alemany de Cervelló. Tendrás que empezar a subir por sus calles para adentrarte en un núcleo medieval clásico de calles arremolinadas hasta el punto más alto del pueblo donde se sitúa dicha fortaleza.
Callejeando por el núcleo medieval
Lo primero que me sorprendió de Guimerà es que se conserva bastante auténtico y no ha sido invadido por una sucesión de tiendas de souvenirs o de productos típicos dirigidos a los turistas (aunque por supuesto encontrarás alguna y sus productos artesanos son fantásticos). La mayor parte de las casas son de piedra del mismo color y en el pueblo encontrarás curiosas decoraciones en puertas y ventanas.
No faltan tampoco los arcos, situados en diferentes puntos del pueblo para solventar la altura de la ladera sobre la que se asienta. Hay un total de nueve repartidos por diversas zonas de la villa. A medida que vas subiendo hacia el castillo observarás un Guimerà más original y antiguo.
Las calles más emblemáticas son la calle Mayor y las calles de la Cendra, la Capella y de les Costetes. La vista más bonita es la calle Nord de subida que conduce a la Iglesia de Santa Maria de Guimerà. Se trata de una entrada que llegada a la plaza realmente elegante.
Si te gustan los mercados gastronómicos debes saber que cada segundo fin de semana del mes de agosto se celebra un mercado medieval en el que se instalan paraditas de productos artesanos.
Iglesia de Santa Maria de Guimerà y su famoso retablo
La Iglesia de Santa Maria tiene cierta altura y se levanta sobre una roca. Fue construida en un momento de crecimiento del pueblo entre el siglo XI y el XII. Su interior es austero, pero tiene bastante colorido gracias a algunos frescos detrás del alta mayor, obra de Josep M. Jujol, uno de los discípulos de Gaudí.
En el interior se encontraba un gran retablo de madera gótico del artista Ramón de Mur. Era una obra destacada que introducía el gótico internacional en Catalunya en 1411. Hoy sólo podrás ver una reproducción, puesto que el original se encuentra en el Museo Episcopal de Vic.
Otras marcas fruto de la historia son más imperceptibles. En las escaleras que dan acceso a la recreación del retablo encontramos una escritura en piedra de la Guerra Civil.
Torre del Castillo de Guimerà
Desde la plaza de la iglesia ya se ve el camino que llevaba a lo alto del pueblo donde estaba situado el castillo. Hoy se conservan algunos muros bajos y una torreta reconstruida con un mirador en la cima.
Las vistas son muy bonitas y desde lo alto se observa el pueblo extendido hasta el río y los alrededores formados por campos de cultivo de cereales, almendros, olivos y viñedos.
Cultura y alrededores
Una vez recorrido el núcleo antiguo no dejes de acercarte a la zona del río en la parte baja. Allí encontraréis un pequeño paseo cerca de la orilla desde donde además tendréis visibles las mejores vistas del núcleo antiguo. En el pueblo tenéis dos pequeños museos: el Museu de la Cort del Batlle, con exposiciones sobre los monasterios cistercenses de la Ruta del Císter, y el de Arte Moderno de Magma Sanrama, dedicado a la maternidad.
Visita al monasterio Santa Maria la Vallsanta y Santuario de la Bovera
A las afueras del Guimerà tenéis otro joya oculta de Guimerà: el monasterio de Santa Maria de Vallsanta. Se trata de un antiguo convento femenino cistercense del que quedan las ruinas de la iglesia gótica principal. Está situado junto a la carretera en una zona de campo. Se trata de uno de los lugares más fotogénicos del pueblo e incluso de la propia Ruta del Císter gracias a que el edificio mantiene en pie grandes los grandes ventanales originales con decoraciones de estilo flamígero.
El monasterio se mantuvo activo hasta el siglo XV cuando en 1589 las pocas monjas que quedaban abandonaron el monasterio. Hoy sólo queda en pie como monasterio femenino el de Vallbona de les Monges, que es de los más conocidos de la Ruta junto al de Santes Creus y Poblet.
Me gustó mucho pasear por el interior original y descubrir la belleza de los arcos, ya que se conservan muy bien. Si tienes tiempo también puedes acercarte hasta el Santuario de la Bovera, que está situado a unos dos kilómetros en lo alto de un pequeño cerro. Se trata de un lugar que sigue abierto y que organiza encuentros religiosos.
Más pueblos cerca de Guimerà: Verdú y Vallbona de les Monges
Puedes ampliar tu experiencia con la visita al pueblo vecino de Verdú. No es una villa con un núcleo medieval tan conservado como el de Guimerà, pero tiene algún lugar interesante. El que más, el castillo de Verdú, un edificio del siglo X que posteriormente se convirtió en una antigua fortaleza residencia-palacio. En el exterior lo que más destaca es la Torre del homenaje.
Hoy se puede visitar, pero debes contactar con la Oficina de Turismo de Verdú para realizar la visita guiada. Se trata de un castillo que últimamente ha tenido muchas reformas y la visita es interesante.
Además de Verdú, no te pierdas en la zona el bonito monasterio de Vallbona de les Monges, el monasterio femenino más importante de Catalunya. Desde su construcción en 1153 siempre ha estado habitado por monjas y en mi opinión es el más representativo de la sobriedad en la ornamentación que promovía la orden del Císter si lo comparamos con Poblet y Santes Creus, mucho más grandes y profusos en detalles.
Su exterior se asemeja más al de una iglesia y tiene una bonita plaza. La primera vez que fui a visitarlo pude entrar en la iglesia y me encontré con monjas cantando. La segunda hice una visita guiada que me descubrió un interior bello y recogido.
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