Mandalay es una ciudad que se puede ver en uno o dos días. En cambio, en los alrededores encontraréis varios punto más de interés más espectaculares que la propia ciudad. Uno de ellos es el Templo de Maha Ganayon Kyaung situado en Amarapura.
Visita al Templo de Maha Ganayon Kyaung
El templo fue la segunda parada de nuestra visita de una mañana larga por el puente de U Bein, los templos de la colina de Sagaing y los templos de la isla de Inwa.
Se trata de una excursión que ofrecen muchos taxistas en Mandalay que se puede hacer en un día y que también recorrer en moto. En nuestro caso fuimos con un taxista que nos vino a recoger a nuestro hotel de Mandalay a las 8.30 para llevarnos a U Bein y a continuación ver el almuerzo de los monjes.
Este templo está situado a poca distancia en taxi del puente de U Bein.
El almuerzo de los monjes budistas
Lo más llamativo de este monasterio es que cada mañana a las 10.30 los más 2.600 monjes y monjas que lo habitan se ponen en fila con sus cuencos para recibir el almuerzo.
La imagen del monje con el cuenco de la ofrenda es habitual en la arquitectura monumental y pictórica de Myanmar. Incluso por la mañana es fácil verlos pedir ofrenda para comer a muchos mercados de las ciudades.
Por lo general están bastante más integrados en la sociedad de lo que podría parecer y es fácil verlos por las calles. Suele acercarse a los turistas para conversar ya que muchos saben inglés.
En su adolescencia o niñez muchos birmanos pasan una temporada como monjes en un monasterio y en la vida adulta también pueden vivir como monjes.
Se calcula que el país tiene cerca de 500.000 monjes y suman una de la comunidades budistas más importantes del mundo. Maha Ganayon es uno de los templos que más fieles acoge.
Este es uno de los motivos por el que cada vez más turistas se acercan hasta este monasterio para ver uno de los rituales más importantes. La visita es totalmente gratuita y está permitido hacer fotografías.
Sobre las 10.15 ya se empiezan a formar las primeras largas filas de chicos que, en silencio, esperan su turno para recibir la comida. Visten con túnicas rojas y van descalzos. Llevan la cabeza completamente afeitada y mientras están en fila su rostro es serio y rígido.
Este ceremonial contrasta con los montones de turistas que se sitúan a ambos lados de la calle de entrada al comedor del monasterio para fotografiar la escena. Los monjes están bastante acostumbrados y apenas hacen caso, pero uno duda de si esta será una de las primeras cosas que se dejarán de hacer cuando llegue el turismo masivo a Myanmar.
Poco a poco la fila va avanzando. Tras los monjes también hacen fila las monjas. Llevan también la cabeza afeitada, pero su ropa es de color rosa para diferenciarlas. No tienen tantos privilegios como sus homólogos masculinos. Tener un hijo monje aporta un grado de de respetabilidad a toda la familia, pero no lo es tanto si se trata de una chica.
El ritual dura bastante ya que tienen tiempo para comer hasta las 12:00h. Cuando se acaba la cola se empieza a escuchar el barullo en el comedor y los primeros monjes que ya han comido salen a lavar los platos.
Más allá de esta cola con más flashes que la alfombra roja de los Óscars es interesante dar una vuelta por los edificios y callejuelas que conforman el monasterio (y que está plenamente integrado en el pueblo).
Allí podréis ver desde fuera las habitaciones compartidas donde duermen o los lavaderos y tendedores donde lavan y poner a secar las sanghas o túnicas budistas.
Muchos niños el pueblo se acercan hasta allí para pedir algo de comida a los monjes y es fácil ver como mucho de ellos reparten entre los niños lo que reciben de ofrenda. [Ver vídeo del interior del monasterio]
Estuvimos un buen rato dando vuelta y quizás nos gustó más ese rato que ver la larga cola de monjes y turistas.
La visita es recomendable aunque quizás no sea la experiencia mística que parece. Los monjes son un punto fundamental de la sociedad birmana y esta experiencia es una de las que te permite ver desde muy cerca cómo se vive en los monasterios.