Visitar los acantilados de Moher es una de las experiencias más espectaculares de Irlanda. Este afilado lugar está situado al oeste de la isla y destaca por su altura. Hasta 240 metros separan las aguas del océano atlántico del punto más alto de los acantilados, que se extienden a lo largo de 8 kilómetros sobre el océano atlántico.
Si quieres sentir la naturaleza, no te pierdas este paisaje, uno de los lugares must visit en un viaje a Irlanda.
Visitar los acantilados de Moher
Para visitar los acantilados de Moher la mejor opción es desplazarse en coche en dirección Galway. A unos 75 kilómetros al sur de esta ciudad, encontramos señalizado el Visitor’s Centre, la entrada principal de acceso. Si no contemplas la opción de alquilar un coche también puedes llegar en una de las excursiones de un día de duración que parten desde Dublín o la ciudad de Galway. El viaje de ida y vuelta desde Dublín para visitar los acantilados de Moher en tan sólo un día es factible. Irlanda no es una isla muy grande y en poco más de tres horas y media puedes llegar desde la capital irlandesa.
El Centro de Visitantes cuenta con pequeñas tiendas de souvenirs, un museo sobre la historia de los acantilados y una cafetería. Nada más llegar, accedemos a un mirador vallado con unas buenas vistas desde donde contemplar los altos acantilados.
Otra opción es visitarlos a través de un camino oficial accesible y habilitado con vallas. Hay gente que incluso lo recorre en bicicleta. La Torre O’Brien está situada a unos 10 minutos del Visitor’s y es uno de los puntos con mejores vistas.
Peligros de los acantilados de Moher
Debemos tener precaución porque los acantilados son un sitio peligroso, especialmente cuando hay viento fuerte (algo que es habitual). Una racha en dirección al agua y ahí termina todo. La zona tiene varios carteles que informan sobre el número de muertes que se han producido y que recuerdan lo peligrosidad del lugar. Pero con cuidado no tiene por qué pasar nada.
En Moher también hay caminos secundarios, a menudo señalizados con “Prohibido el paso”, pero con el trazo bastante marcado. Nosotros nos atrevimos a andar el camino prohibido situado a la izquierda del mirador y que se acercaba bastante al extremo del acantilado. Daba bastante impresión, pero fuimos despacio y con tranquilidad y todo fue bien e incluso nos pudimos tomar algunas fotos.
Existe la posibilidad de ver los acantilados de Moher a bordo de un barco. Estas excursiones salen desde el puerto de Doolin, el pueblo más cercano, y permiten ver más de cercas las aves de la zona siempre y cuando haya buena mar.
Qué visitar en los alrededores de los acantilados de Moher: Dolmen de Poulnabrone
Una vez visitado Moher, y si tienes más tiempo, te recomiendo acercarte hasta el Dolmen de Poulnabrone. El monumento funerario está situado a 40 minutos en coche desde Moher. En este punto “mágico” se encontraron más de una treintena de cuerpos, por lo que se supone que el monumento debía un centro de ceremonias y rituales durante la Edad de Bronce, y hasta bien entrado el periodo celta.
El dolmen en sí no es muy grande y de hecho está acordonado porque recientemente encontraron grietas en las piedras. Pero siempre es un buen lugar para recargar energía positiva antes de seguir el viaje.
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